CHINA

Comieron pasteles con pintura industrial: más de 230 chicos envenenados con plomo en un jardín de infantes

Más de 230 niños fueron diagnosticados con altos niveles de plomo en sangre tras consumir alimentos adulterados en un jardín de infantes. La directora y varios responsables fueron detenidos y hay 28 funcionarios bajo investigación.

En un video captado por las cámaras de seguridad
En un video captado por las cámaras de seguridad, los investigadores comprobaron la presencia del tóxico de manera intencional por parte de las cocineras del jardín. (Foto: captura).

Las autoridades chinas arrestaron a seis personas y abrieron investigaciones disciplinarias contra otras 28 después de descubrir que más de 230 niños fueron envenenados con alimentos contaminados con pintura industrial con plomoen un jardín de infantes de la provincia de Gansu. El caso, calificado como uno de los peores escándalos de seguridad alimentaria escolar en el país, reveló graves fallas en los controles del sistema educativo, sanitario y administrativo, así como un intento deliberado de encubrimiento por parte de las autoridades involucradas.

La intoxicación masiva ocurrió en el jardín Peixin, donde las autoridades sanitarias detectaron niveles “anormales” de plomo en la sangre de 233 niños, de los cuales más de 201 siguen bajo tratamiento médico. Según la investigación oficial, la directora del establecimiento, identificada como Zhu, había tomado la decisión de “mejorar” visualmente los platos que servían a los alumnos mediante el uso de pigmentos no comestibles. La medida buscaba atraer a más familias para aumentar la matrícula escolar. En complicidad con la cocinera del lugar, quien adquirió los pigmentos por internet a pesar de que el envase indicaba de manera explícita que no eran aptos para consumo humano, se comenzaron a incorporar estas sustancias tóxicas a las comidas diarias de los niños.

comida adulterada

Los análisis posteriores comprobaron que algunos de los platos, como los pasteles de dátiles y los rollos de maíz, contenían concentraciones de plomo que superaban en hasta 2.000 veces el límite legal permitido por la normativa nacional. En uno de los pigmentos utilizados se registró una concentración 400.000 veces mayor al umbral aceptado. Las cámaras de seguridad instaladas en el lugar captaron al personal manipulando los colorantes dentro de la cocina, lo que terminó por confirmar la intencionalidad del procedimiento.

Entre los arrestados se encuentran, además de la directora Zhu, un inversor del jardín de apellido Li y otros implicados directamente en la compra y utilización de los productos contaminantes. Dos personas más quedaron en libertad bajo fianza, pero siguen siendo investigadas. En total, 247 alumnos y varios empleados del jardín Peixin presentaron niveles elevados de plomo en sangre. Aunque la mayoría de los niños fueron dados de alta después del tratamiento inicial, que logró reducir en un 40% los niveles de plomo, al menos uno de los menores permanece internado.

Irregularidades en un hospital

El escándalo no solo puso en el centro de la escena a los responsables directos del jardín, sino que también reveló irregularidades graves en el hospital donde fueron atendidos los niños intoxicados. Allí se detectaron casos en los que los resultados de laboratorio fueron alterados para mostrar valores más bajos de plomo. El informe oficial señaló que el personal del centro médico incurrió en manipulaciones indebidas y que existía una seria falta de control interno, así como una evidente carencia de capacitación para tratar casos de contaminación con metales pesados.

Las investigaciones también apuntaron contra las autoridades educativas de la zona, que permitieron que el jardín funcionara sin licencia y sin supervisión. De hecho, se confirmó que durante al menos dos años no se realizaron inspecciones a instituciones privadas de nivel inicial en esa jurisdicción. Algunos funcionarios están sospechados de haber recibido sobornos por parte del inversor principal del jardín Peixin, lo que explicaría la omisión deliberada de los controles de rutina y la permisividad frente a las irregularidades del establecimiento.

El caso ya derivó en una causa penal impulsada por autoridades nacionales y generó una fuerte conmoción en la opinión pública. La magnitud de la intoxicación, el nivel de toxicidad involucrado y las múltiples fallas institucionales que permitieron que el hecho ocurriera reactivaron el recuerdo de otros escándalos alimentarios que marcaron a China en el pasado, como el de la leche contaminada de 2008, que afectó a miles de bebés en todo el país.