Al regresar al hogar, dos horas después, la mujer descubrió que Valentino no estaba. La angustia creció rápidamente y, con ayuda de vecinos, comenzó una búsqueda por los alrededores. La Policía fue alertada de inmediato, y se desplegó un amplio operativo con efectivos de la Comisaría 7ª de Abasto y otras dependencias de la Estación de Policía Departamental de Seguridad de La Plata.
Durante horas recorrieron montes, cultivos, alambrados, galpones y campos hasta que, cerca de las 20:30, un grupo de oficiales halló el cuerpo sin vida del niño a unos 500 metros de su vivienda, entre una plantación de berenjenas.
Las primeras hipótesis: mordidas y perros sueltos
La imagen del pequeño cuerpo tendido entre los surcos de tierra fue desoladora. Fuentes cercanas a la causa detallaron que el cuerpo presentaba múltiples heridas compatibles con mordeduras de perro. Aunque la autopsia aún no fue finalizada, esa es hasta el momento la principal hipótesis de la investigación.
En la zona viven varias familias con animales. En particular, los ojos se posaron sobre tres pitbulls propiedad de vecinos: una pareja identificada como Paulina y Pedro, que convivían con los animales en un predio cercano.
Ambos hablaron públicamente por primera vez luego del hecho. En diálogo con Telefe Noticias, Pedro aseguró: “Nunca pasó una cosa así. Los perros solían salir, pero nunca me dijeron que quisieran morder a nadie. Ladraban, pero no mordían”.
También explicó que al momento de la desaparición del niño, no estaban en su casa, pero que volvieron en cuanto recibieron un llamado de alerta. “Nos avisaron que Valentino se había perdido, y vinimos rápido para buscarlo”, relató Paulina.
La voz de una comunidad en shock
La madre de Valentino tenía una relación cercana con los dueños de los perros. Según declaró Paulina, solía verlo jugar con un rottweiler propio, y jamás habían tenido problemas. Sin embargo, en las horas posteriores a la muerte del niño, el barrio se llenó de miedo y versiones cruzadas.
Algunos vecinos aseguran que los perros salían con frecuencia y no estaban controlados. Otros, en cambio, afirman que eran animales “mansos” y que nunca causaron problemas. Lo cierto es que la Justicia ordenó pericias clave para determinar la verdad.
El Ministerio Público Fiscal solicitó estudios de ADN en los tres pitbulls señalados, para verificar si su carga genética coincide con las muestras halladas en las heridas del menor. Además, se preservó la escena del hallazgo para realizar un estudio criminalístico integral.