Esas tres líneas, de por sí, marcan caminos en los que se insertan los 133 cardenales que formarán parte del cónclave. Según el criterio que prime en el "pre cónclave", muchos quedarán en el camino. Sobre todo, varios dados como "papables". Con esa primera "depuración", la guía del Espíritu Santo para ungir al nuevo papa puede hacer que el cónclave se resuelva en pocas votaciones.
La "cocina" para el cónclave de cardenales en la Capilla Sixtina
Estas reuniones previas ya tienen una primera definición para el cónclave. El cardenal italiano, Pietro Parolin, será quien presida todo lo que suceda durante las deliberaciones y votaciones de los 133 purpurados (2 de los habilitados no estarán).
Era el secretario de Estado vaticano con el papa Francisco y uno de los "papables". Para quienes gustan de buscar "claves" en analogías, acá hay una: el cardenal Ratzinger desempeño ese papel en el cónclave que eligió al sucesor de Juan Pablo II. El ungido fue Benedicto XVI, o sea, él mismo.
Sin embargo, otros dicen que en el último tiempo la relación con Francisco era distante y que el "frente italiano" (51 cardenales) tiene otros candidatos.
Es por eso que estos días previos son muy importantes. Muchos cardenales, especialmente, los "creados" (así se dice al procedimiento para su designación por parte del Papa) por Francisco, no han tenido oportunidad de entrar en contacto con muchos de sus pares. Ya dijimos en otra nota que el papa argentino elevó a 78 la cantidad de países que tienen cardenales. Eran solo 48 cuando en 2013 votaron por el cardenal Bergoglio.
Entonces, estas reuniones previas, hace que se conozcan personalmente. Y entonces sí, se define la línea a seguir para designar al sucesor para el vicario de Cristo. Cuanto más duren estas deliberaciones, más claro será el panorama de los cardenales cuando ingresen a la Capilla Sixtina el próximo 7 de mayo.
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Si las reuniones del precónclave son productivas, la elección del nuevo Papa puede ser rápida. (Foto: Gentileza Infovaticana)
¿Continuar el legado de Francisco, atenuarlo o cambio de rumbo?
Pregunta muy compleja, pero clave y más todavía, se queda definida la respuesta en estos días. "Hay una impresión de que será corto, dos o tres días, esa es la sensación que tenemos en el aula", explica el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, de 82 años.
Y da otro dato en la dirección que apuntamos antes: "Estamos de acuerdo en que no podemos dejar escapar la herencia que dejó Francisco". Aunque enseguida surge el tema fundamental: ¿Quién tiene el mejor perfil para esa tarea? "Todos los que intervienen hablan de continuidad, pero piensan en alguien que la viva con estilo y acento distinto", asegura el prelado centroamericano.
Es decir, si se impusiera este criterio, la línea de "moderar el rumbo" podría ser la que se imponga.
"Sigo discerniendo, hay que estar abiertos", declaró por los caminos que conducen a Santa Marta el cardenal Jean-Claude Hollerich. De Luxemburgo, el cardenal de 66 años, (muy joven) es considerado de los más progresistas, del sector más reformista de la Iglesia. Hay que inscribirlo en la primera alternativa: continuar el legado del Papa Francisco.
El cardenal John Ribat, de Papúa Nueva Guinea, representa el "mundo nuevo" al que llegó por primera vez Juan Pablo II. Es al ligar a donde Francisco fue en su último y más largo viaje pastoral. Forma parte de esos que no conocen a muchos con quienes actuarán desde el próximo miércoles, guiados por el Espíritu Santo para elegir al nuevo jefe de la Iglesia.
"Por ahora están interviniendo sobre todo europeos y latinoamericano y los africanos y asiáticos están siendo especialmente silenciosos. Nos estamos conociendo unos a otros, y por eso dedicamos tiempo a hablar", dice Ribat. Ahí radica la importancia de estos encuentros previos. En las que, además, participan todos los cardenales, no solo los de hasta 80 años, que son los que tienen derecho a ingresar al cónclave.
Si nos guiamos por aquellos cardenales que han hablado en estos días, el criterio que parece imponerse es el de continuar el camino iniciado por Francisco. Con mayor o menor velocidad. Pero parece difícil, que llegue un "Benedicto XVII", para graficar la elección de un "conservador".
La otra lucha es más sorda, más sutil.
¿El Vaticano vuelve a Italia?
Los cardenales italianos son los más numerosos del cónclave: 51. Pero han dejado de ser mayoría y ya van 47 años de papas no italianos, casi 5 décadas, mucho tiempo. Italia tiene las tres variantes como para ofrecer uno de sus purpurados como "papable".
El propio Parolin y Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, están en el área de continuadores de Francisco (Parolín, tal vez más moderado). Y en el otro "extremo" aparece Pierbattista Pizzaballa. Patriarca de Jerusalén, impulsado por un ala conservadora y muy joven: cumplió 60 el lunes pasado. (Woityla tenía 58 años cuando fue elegido como Juan Pablo II)
Por fuera de Italia, el camino "extra italiano" (fuera de Italia) puede llevar a los continentes que ya tienen más fieles que Europa. En total: América (37), Ásia (23), África (18) y Oceanía (4). Son 82 cardenales sobre 133. Pero es un error sumarlos como un todo.
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El papa Francisco y uno de los "papables" más nombrados: el cardenal Tagle, de Filipinas. (foto: Infovaticana)
Hay uno muy "papable". El filipino Luis Antonio Tagle. Sería además - se dice - un continuador o profundizador del pontificado de Francisco. Pero Dios, por medio del Espíritu Santo, juega sus cartas una vez que la Capilla Sixtina queda sellada.
También hubo otra "señal" del pre cónclave. La presión de las cartas de Francisco tuvieron efecto. El cardenal italiano Bacciú, "rebelde" ante la prohibición franciscana (por defraudaciones por las que fue condenado) optó por dejar su lugar en el cónclave.
El Papa Francisco demostró ser como el Cid: "Gana batallas después de muerto". El precónclave sigue con sus deliberaciones. Y demarcar las líneas es muy importante para conocer el terreno. Una vez dentro de la Capilla Sixtina, con los deberes ya hechos, será más rápido hacer que el mundo celebre por una "fumata blanca" y el posterior anuncio: "Habemus Papam".