JUSTICIA

Una condena con regla y escuadra: el día que Pitágoras dictó sentencia en Nueva York

En 2002, un hombre acusado de vender drogas terminó preso no por las pruebas sino por una fórmula matemática. El tribunal aplicó el teorema de Pitágoras para medir la distancia entre el hecho y una escuela. El cálculo fue decisivo para duplicar la pena.

Pitágoras resolvió con su teorema un caso en 2002 de Nueva York. (Foto: archivo).

Pitágoras resolvió con su teorema un caso en 2002 de Nueva York. (Foto: archivo).

Un caso insólito ocurrió en 2002 cuando un tribunal penal de Manhattan resolvió una causa de narcotráfico con una herramienta poco habitual en tribunales: el teorema de Pitágoras. El cálculo fue clave para establecer si la venta de estupefacientes se había producido a menos de 305 metros de una escuela, lo que duplicaba la pena.

Las matemáticas no solo habitan los libros de ficción. Aunque suelen aparecer como enigmas en thrillers y policiales —como la sucesión de Fibonacci en El código Da Vinci o los diagramas pitagóricos en Crímenes imperceptibles—, también han sido determinantes en hechos reales. Uno de esos episodios sucedió hace más de dos décadas, en el corazón de Nueva York.

En 2002, James Robbins fue detenido en la esquina de la 40th Street y la 8th Avenue, acusado de vender estupefacientes. El debate judicial, sin embargo, no giró en torno a la autoría del delito, sino a la ubicación precisa en la que ocurrió. El motivo fue una norma del estado de Nueva York establece penas agravadas si un delito de narcotráfico se comete a menos de 1000 pies —equivalentes a 304,8 metros— de una escuela.

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La institución en cuestión, Holy Cross School, se encuentra en la 43rd Street, entre la 8th y la 9th Avenue. Para la defensa, la distancia debía calcularse según el recorrido peatonal, como si se tratara de seguir el trayecto de un taxi: 232,86 metros hacia el norte, y luego 149,35 metros hacia el oeste. En total, 382,3 metros, una cifra superior al límite legal. Este tipo de cálculo se conoce como geometría del taxista o distancia Manhattan, ya que respeta los desplazamientos reales sobre un plano cuadriculado como el de las ciudades.

El fiscal del caso propuso un enfoque radicalmente distinto: medir la distancia “en línea recta”, sin importar las construcciones o la disposición del trazado urbano. Para respaldar esa idea, recurrió a un viejo conocido de la matemática: el teorema de Pitágoras. El tribunal aceptó ese criterio, y con ello, la suerte de Robbins quedó atada a una ecuación de escuela secundaria.

Qué establece el teorema

El teorema, que aparece en todos los programas de matemática del mundo, sostiene que en un triángulo rectángulo, la suma de los cuadrados de los catetos equivale al cuadrado de la hipotenusa: a² + b² = c². La fórmula fue utilizada para establecer la distancia en línea recta entre el lugar de los hechos y la escuela.

El cálculo fue así: un cateto de 232,86 metros y otro de 149,35 metros.

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Aplicando la fórmula:

  • c² = (232,86)² + (149,35)²

  • c² = 54.226,79 + 22.314,42

  • c² = 76.541,21

  • c ≈ √76.541,21 ≈ 276,68 metros

El resultado

Como la distancia recta resultó inferior a los 304,8 metros estipulados por ley, Robbins fue condenado bajo la figura agravada del delito. La pena, así, osciló entre 6 y 12 años de prisión. La estrategia de la defensa, basada en los recorridos reales que una persona haría a pie por la ciudad, fue descartada por el tribunal.

¿Y qué hay de la curvatura terrestre? ¿Puede considerarse válida una línea recta en un planeta esférico como la Tierra? Los expertos coinciden en que, para distancias pequeñas como esta, la superficie puede considerarse plana sin afectar la precisión del cálculo.

El caso de Robbins es un ejemplo atípico de cómo una fórmula elemental —aprendida en los primeros años del colegio— puede tener un peso decisivo en una sala judicial. En su caso, el juicio no se definió por testigos, pruebas materiales ni imágenes de vigilancia. El número final, el que inclinó la balanza, fue la hipotenusa.