El hecho ocurrió a las 6.45 de la mañana en la propiedad sobre la calle 1° de Mayo, a la cual el asaltante pudo ingresar a través de una de las ventanas que dan a la vereda. Una vez dentro de la vivienda, el hombre, de 27 años, abordó a la vecina y la amenazó de muerte. "Cuando me saca la mano de la boca me empieza a besar y me dice ‘dame un beso’. Y yo dije ‘soné acá’”, contó Marisa, la víctima en A24.
En medio de los intentos del delincuente por besar a la víctima, ella no perdió la calma y apeló a una vía de contención para convencer al hombre de que lo que intentaba hacer no era conveniente para su futuro. “Yo le digo ‘loco, pará, no me hagas nada. Yo tengo dos hijos, puedo ser tu mamá...”, le expresó al violador.
Mientras él estaba entre sacarse el pantalón o escuchar las palabras de su víctima, Marisa continuó con su maniobra de distracción. “Le digo ‘no me violes, no seas boludo...”, y luego le pregunté por qué hacía esto", relató.
El ladrón, argumentó que robaba porque no tiene trabajo y su madre padece leucemia. “Y yo le digo ‘pero boludo, vas a ir en cana de nuevo. Vamos a tomar un café, dejame que me voy a cambiar’”, le propuso Marisa, a lo que él, ya más calmado, le contestó: “Sí, yo no le quiero hacer nada, señora”.
Marisa apeló a su rol de madre, le dio algo de beber y comer y hasta compartieron un cigarrillo, “se sorprendió que le di gaseosa, estaba muy sediento y hambriento”, contó la víctima.
Así lograron detener al agresor
En un nuevo intento por desconcentrar al abusador, Marisa le prendió la televisión y le puso una serie. "Le pregunté si había visto El Eternauta y le ofrecí mirar Netflix”, contó. Y al observar que el delincuente. se había dormido en su sillón, la mujer aprovechó para agarrar su teléfono celular y enviar mensajes de WhatsApp para alertar sobre lo que estaba sufriendo.
“Dije: ‘O corro y abro, pero me puede matar’. Vio y me dice: ‘¿Qué está haciendo?’ A lo que yo le digo ‘escuchá, cambiate porque la Policía no se va a ir. Vamos que yo te llevo al médico, digo que sos mi hijo...“,
El asaltante había ingresado a otro domicilio, pero logró escapar antes de ser atrapado por los uniformados de la Policía de Santa Fe. Y en el medio de su fuga, se refugió en la casa de Marisa.
Una vez que ambos estaban en la calle, Marisa alcanzó a advertir a los agentes mediante señas para que concretaran la detención del sospechoso, que finalmente fue detenido a dos cuadras. Ya esposado, se le secuestró una mochila que en cuyo interior tenía una notebook, dos juegos de sábanas, teléfono celular, una campera color roja y una calculadora que habían sido sustraídos en los robos previos.
La fiscal Luciana Escobar Cello, especializada en abusos sexuales, imputó al detenido por robo, abuso sexual simple y privación ilegítima de la libertad. Además, dispuso que las actuaciones sean elevadas a la Comisaría de la Mujer y se convoquen peritos para que releven la escena.