La jungla del Poder

Dólar vs. consumo: el dilema de la próxima elección y el informe que incomoda al Gobierno

El Gobierno celebra que la inflación se desaceleró a fin de abril. La estrategia del PRO para intentar ganar la Ciudad. ¿Qué pasó con los sueldos y las jubilaciones y qué puede pasar en los próximos meses?

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Dólar vs. consumo: el dilema de la próxima elección y el informe que incomoda al Gobierno

En el Gobierno respiran aliviados. Creen que lograron "domar" la inflación en abril, cuando se esperaba un espiral inflacionario después de la devaluación, la salida del cepo y el acuerdo con el FMI. La mayoría de las consultoras privadas dicen que en la segunda parte del mes los precios se plancharon. Punto para el Gobierno. Milei dice que incluso podría estar por debajo del 3,7% de marzo.

El dato es clave: se va a conocer el 14 de mayo -apenas cuatro días antes de las elecciones porteñas- y va a ser decisivo para el resultado final. Nadie entiende bien qué se vota, pero va a ser importante para empezar a armar el mapa electoral de octubre.

Los tres clivajes de mayo

En ciencia política se habla de “clivajes”, que es el tema o la polémica que divide a una sociedad antes de una elección.

La hipótesis del Gobierno es que existe un primer clivaje en la ciudadanía porteña que es “kirchnerismo vs. antikirchnerismo”. La pelea entonces es por este segundo electorado, que no quiere que Cristina vuelva nunca más. Ahí está la disputa entre La Libertad Avanza y el PRO de Mauricio Macri.

El segundo clivaje es “Milei o antimilei”. En la lectura del Gobierno, este debate hoy es menor en CABA. Los que están absolutamente en contra de Milei van a votar por Santoro o por alguna de las otras opciones opositoras, incluyendo a Larreta.

El tercer clivaje es al que apuesta el PRO: “Motosierra sí o motosierra no”. Es una diferencia sutil respecto al anterior. Hay un sector del electorado porteño, más refinado, que entiende que Milei está haciendo las reformas que hay que hacer en la economía, pero que no cree que ese modelo tenga que implementarse en la Ciudad. Una cosa –dice esta hipótesis– es ordenar la macro a nivel nacional y otra desguazar un Estado que funciona, como el porteño.

Planteado este esquema conceptual, la ecuación es básica:

Si el dólar está contenido y la inflación se mantiene a raya, aumentan las chances de La Libertad Avanza de hacer un buen papel y captar parte del electorado antikirchnerista, que quiere darle una chance más a Milei, aunque ahora se voten legisladores porteños.

Si el dólar y la inflación se disparan, el propio electorado que mira con simpatía a Milei va a descreer de sus recetas y va a buscar otras opciones para mandar un mensaje nacional.

Karina Milei acompaña a Manuel Adorni en la campaña en CABA. Foto LLA.jpeg
Manuel Adorni, candidato a legislador por el oficialismo, de campaña (Foto: archivo).

Manuel Adorni, candidato a legislador por el oficialismo, de campaña (Foto: archivo).

Las elecciones porteñas, la estrategia del PRO y la confianza en el Gobierno

En todos los escenarios planteados, hoy está primero en las encuestas Leandro Santoro, el candidato kirchnerista que pone logo verde para ocultar su cercanía a Cristina, a ver si agarra algún votito extra antiK. La pelea en la "centroderecha" es ver quién sale segundo.

El PRO necesita que más gente vaya a votar. Hoy es una elección fría. Por eso en los próximos días se va a incentivar una campaña de educación cívica para explicar qué y cómo se vota. Va a ser un sistema inédito con urnas electrónicas y boleta única. Seguramente haya confusiones.

En el PRO creen que los que están fanatizados de un lado y del otro de la nueva grieta (Milei-kirchnerismo) van a ir a votar seguro. Por eso, la clave es apuntar al “vecino” que puede estar contento con la gestión del PRO y para quien cualquier cambio disruptivo supondría una amenaza. Para ellos, cuanto más gente vote, mejor.

El Gobierno cayó en las encuestas en abril. Esta semana se conoció el índice de confianza en el Gobierno que publica mensualmente la Universidad Di Tella: dio 2,33 puntos y cayó 3,7% respecto del mes anterior y es 10,7% más bajo que lo que tenía Mauricio Macri a la misma altura de gestión. El piso de confianza de la gestión Milei fue en septiembre del año pasado (2,16 puntos). Las subas y bajas están directamente relacionadas con los vaivenes de la inflación.

Claro que esta medición se hizo entre el 3 y el 11 de abril, cuando los precios escalaban por los persistentes rumores de devaluación. El Gobierno presionó sutilmente a las empresas y finalmente los precios cedieron. Para mayo se prepara una nueva estrategia de descenso de precios: las naftas bajaron un 4% y eso probablemente tire para abajo los índices. También podría haber novedades con trenes y colectivos.

La nueva baja del Gabinete

En las últimas horas, se conoció la salida del Gobierno de Franco Mogetta, secretario de Transporte. Hubo muchas versiones al respecto. Una es que estaba cediendo al pedido de las empresas de dictar aumentos que eran resistidos por otras áreas del Gobierno; otra, que se oponía a las fusiones en el área que está impulsando Federico Sturzenegger. Formalmente, dijeron que “probablemente” sea candidato en Córdoba y que va a tener que ocupar su tiempo en eso. Un pedido de dedicación plena que no le exigieron a Manuel Adorni para ser candidato en la Ciudad. Faltan años para la campaña nacional.

Ya son 139 los funcionarios que se fueron desde que inició el mandato de Milei, según un relevamiento que hace el politólogo Pablo Salinas: un promedio de 3,7 desplazamientos por semana. El 30% fueron en el Ministerio de Economía.

La elección en CABA va a alinear las expectativas. Y va a servir como primer ordenador de las listas en la Provincia de Buenos Aires, donde La Libertad Avanza y el PRO seguramente sí vayan juntos de alguna manera. Con el resultado puesto en Ciudad va a ser más fácil ordenar Provincia y las candidaturas nacionales. La gran duda para medir cómo sigue este proyecto político libertario es si la gente está mejor o peor.

Javier Milei confirmó un extra para jubilados en abril
Javier Milei. La gran duda para medir cómo sigue este proyecto político libertario es si la gente está mejor o peor (Foto: archivo).

Javier Milei. La gran duda para medir cómo sigue este proyecto político libertario es si la gente está mejor o peor (Foto: archivo).

El dilema del bolsillo

Bajar la inflación es una condición necesaria para todos. Nadie puede estar en contra de eso. Los que tienen sus ingresos atados al salario formal y que venían de sueldos altos previo a la llegada de Milei pueden percibir una cierta estabilidad tranquilizadora. También en algunos sectores cuentapropistas. Otros están más complicados, incluyendo a los jubilados que –en su mayoría– no votan a Milei.

El economista Nadin Argañaraz publicó esta semana dos informes que muestran la evolución de los salarios y jubilaciones durante la gestión Milei con datos sorprendentes. Hasta febrero, los sueldos formales crecieron 13,4% real comparado con el mismo mes del año anterior; los públicos, 7,4%; y los no registrados, 77,2%. Sería un datazo para el Gobierno, que puede mostrar que los ingresos le ganan a la inflación, especialmente los no registrados. El problema es que ese dato solamente muestra una foto y no la película.

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Mirá la evolución de los salarios con este gráfico de Argañaraz: “Los salarios reales del sector privado formal están prácticamente en igual nivel, situación que sostuvieron en los últimos cinco meses. Por el contrario, los salarios reales del sector público están un 15% abajo”, dice el informe.

Lo que se ve es que si bien los salarios privados recuperaron lo perdido desde noviembre de 2023, están completamente estancados desde hace meses. Y la plata ya no alcanzaba cuando asumió Milei.

En enero de 2025, un salario real privado formal estuvo un 19% abajo del salario promedio de 2017 y el salario real público estuvo un 35% abajo del salario real promedio del año 2017, analiza Argañaraz. La tendencia muestra de que lo perdido en estos años difícilmente se recupere, si las cosas siguen así. El crecimiento no es como pedo de buzo.

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El tema le pega más a los que menos ganan. Un informe del centro de estudios IIEP de la UBA marca que el Salario Mínimo Vital y Móvil sigue cayendo. En el último año, cayó 31% en términos reales y está en valores de 2001. Está apenas en $296.832, casi la mitad de la línea de indigencia. El salario mínimo es una referencia para el resto del mercado. Esta semana hubo una reunión para intentar levantarlo un poco, pero fracasó.

Algo parecido pasó con las jubilaciones, según confirma el otro informe de Nadin Argañaraz. Se recuperaron desde febrero de 2024, que habían tocado su piso. Pero siguen un 42% debajo de lo que cobraban en 2017. Y la nueva fórmula que indexa por inflación hace que nunca se vayan a recuperar esos 40 puntos.

En el caso de las jubilaciones mínimas, esas caídas se vieron amortiguadas por los bonos que se fueron dando. Pero están un 28% debajo de 2017 y la tendencia a futuro es todavía peor: el bono está congelado en $70.000 desde el año pasado y por eso, los que cobran sufrieron una caída real del 5,4% en sus haberes respecto al mes anterior.

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Milei y la Verdad

Esta semana, Milei eligió como blanco de sus críticas a los “ñoños republicanos” y a los periodistas. Siguió con su mantra de “la gente no odia lo suficiente a los periodistas”. Es una herramienta habitual de los gobiernos autoritarios buscar responsables de todo y generalizar frente a las críticas. El blanco es siempre el que piensa diferente.

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El autoritarismo cree ser siempre el dueño de La Verdad, así, con mayúscula; y el que piensa diferente miente y debe ser castigado. Milei habla de “La Verdad”: “¿No se les ocurrió dejar de mentir y empezar por decir la verdad? Y si cometen un error ¿qué les parece pedir perdón?”, plantea frente a los periodistas.

Primero, cualquier generalización es arbitraria. Hay decenas, cientos, de periodistas oficialistas que repiten el libreto oficial. ¿Ellos también tienen que ser castigados?

Segundo, las verdades son relativas: la inflación se planchó (probablemente) y los salarios no crecen. Las dos realidades conviven y cada uno decide dónde pone el foco. ¿O hay que pedir permiso para eso? ¿A quién habría que pedirle autorización? ¿Al Estado?

Tercero, ¿Milei pide perdón cuando erra en sus pronósticos? La realidad es dinámica y hay nuevos análisis y medidas que reconfiguran el escenario. Eso no es equivocarse: la interpretación de los datos cambia porque nadie tiene la bola de cristal. Tampoco pidió perdón el Presidente cuando mintió sobre los shoppings llenos en diciembre (había publicado una foto de China) o cuando invitó a invertir en la criptomoneda $Libra.

La diferencia es que el Gobierno tiene todo el poder del Estado, que denosta para contestarle al que piensa diferente. Nimiedades que no cambian a la hora de votar. Dólar o consumo son las variables que le importan a la gente. La convivencia y el contrato democrático quedan siempre en un segundo plano.

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