Justicia

Manuel García-Mansilla renunció a su cargo tras 40 días en la Corte Suprema

Nombrado en comisión por Javier Milei en la Corte, presentó su renuncia al máximo tribunal después de que el Senado le rechazó, el jueves pasado, su pliego con los votos de más de dos tercios de los senadores.

Manuel García Mansilla estuvo solo 39 días como ministro en comisión en la Corte Suprema de Justicia. (Foto: Gentileza Los Andes)

Manuel García Mansilla estuvo solo 39 días como ministro en comisión en la Corte Suprema de Justicia. (Foto: Gentileza Los Andes)

Tras el rechazo del Senado y las presiones para que deje el cargo, Manuel García-Mansilla renunció este lunes como juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

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La carta de renuncia de Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema

La renuncia de García Mansilla y el futuro inmediato de la Corte Suprema

García Mansilla llegó al máximo tribunal argentino con un camino sinuoso. Propuesto por el Poder Ejecutivo, su suerte en el Senado quedó atada a la del juez Ariel Lijo. Por diferentes razones, ambos pliegos se demoraron más allá de lo razonable. Además, con el apoyo de un voto del kirchnerismo, la senadora Corpacci, Lijo logró un despacho favorable en Comisión. García Mansilla no pudo.

Para zanjar esa "zona muerta", el presidente Javier Milei nombró a ambos por decreto de una manera más que controvertida. Invocó un recurso constitucional válido como el inciso 19 del artículo 99 de la Carta Magna: "Puede llenar las vacantes de los empleos, que requieran el acuerdo del Senado, y que ocurran durante su receso, por medio de nombramientos en comisión que expirarán al fin de la próxima Legislatura."

La misma medida que quiso usar el expresidente Macri, pero que luego retiró ante el debate político y constitucional por la aplicación de ese inciso. Además, Milei esperó al brevísimo período de un par de días entre las sesiones extraordinarias y las ordinarias para enviar los nombramientos por decreto. Eso le valió el rechazo de sectores políticos afines al gobierno, como del PRO y los radicales dialoguistas.

La Corte Suprema le tomó juramento y lo incorporó - en comisión al tribunal - no así con el juez Lijo. Pero la oposición se unió en el senado y la semana que pasó, rechazó ambos pliegos. Lijo no llegará a la Corte, pero con García Mansilla se produjo una situación no pensada por ninguno de los constitucionalistas en la historia argentina.

García Mansilla: ¿Pliego rechazado, pero en comisión hasta noviembre?

Ambas cosas se dieron en el marco de la Carta Magna. Un juez - en la circunstancia ya apuntada - puede llegar en comisión a la Corte Suprema por un tiempo limitado. En este caso, hasta noviembre de 2025. Pero el Senado, también puede - y debe porque es su atribución - aprobar el pliego propuesto por el Poder Ejecutivo. Si logra los dos tercios de los votos, es rechazado. Como sucedieron ambas cosas, la pregunta del fin de semana fue: un juez rechazado por el Senado no será juez de manera definitiva de la Corte Suprema, pero ¿puede seguir en comisión por el tiempo que marca la propia Constitución?

Este debate por una interpretación extrema de la Carta Magna se zanjó con la renuncia del abogado - no era juez - que se había sumado a la Corte Suprema. Un dato que le jugó totalmente en contra: cuando testificó en la comisión de acuerdos, dijo que no aceptaría ser designado por decreto. Pero hizo justamente lo contrario.

El letrado explicó en la carta su postura completa. "Acepté ese nombramiento con la convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente" dice para referirse que desde la renuncia del ministro Maqueda, el máximo tribunal de Justicia del país funciona con solo 3 de sus 5 miembros. García Mansilla advierte sobre la dificultad enorme - operativa y constitucional - de una Corte suprema de Justicia acotada a 3 miembros y más todavía, que se naturalice lo excepcional como norma. Dijo: Esto es, lisa y llanamente, un espejismo institucional".

Sobre su cambio de opinión y de principios - no asumir si era nombrado por decreto - dijo que entendió que había una causa de gravedad institucional: "Al momento de aceptar el nombramiento en comisión, consideré que debía asumir la responsabilidad de colaborar con la inmediata solución a ese grave problema".

Se citó a sí mismo, cuando declaró en la comisión del Senado, que lo que pensaba en 2015 no era válido en 2025, porque la realidad era totalmente diferente: Aclaré inmediatamente después que la valoración que hacía era a

partir de una mirada retrospectiva, esto es, a partir de información posterior que me había permitido reflexionar sobre el impacto de un hecho concreto en el pasado. Cualquier persona intelectualmente honesta sabe que, por un sinfín de razones, la realidad de 2015 no es la misma que la de hoy en 2025".

Como ya es norma en la política y la vida institucional de la Argentina, García Mansilla también culpó a quienes, de manera intencionada, tergiversaron sus dichos y por eso tomó la decisión de renunciar. La autocrítica por decir una cosa y hacer otra, llegará en otro mensaje, tal vez.

Además, si aceptó el cargo por la gravedad institucional de una Corte disminuída, no se entienda que se vaya por presiones o malas intenciones. Finalmente, termina haciendo lo que, según él, pretendió corregir para el bien de la república.

En el final, García Mansilla escribió: "Empecé la carta como juez; la termino ahora como ciudadano...El día que contemos con un Poder Judicial integrado en su totalidad con jueces rectos, honestos, capaces e independientes y apegados a la Constitución y a la ley, nuestro país tendrá una gran parte de su futuro asegurado."

No hizo más que abrir un debate fundamental: ¿el fin justifica los medios?