Código de verificación de WhatsApp es la expresión que define uno de los fraudes más extendidos en la actualidad, y también el punto ciego que muchos usuarios pasan por alto hasta que ya es demasiado tarde.
Enterate qué hacer cuando intentan robar tu código de verificación de WhatsApp mediante llamadas y mensajes que se hacen pasar por soporte oficial.
Código de verificación de WhatsApp es la expresión que define uno de los fraudes más extendidos en la actualidad, y también el punto ciego que muchos usuarios pasan por alto hasta que ya es demasiado tarde.
En los últimos meses, diferentes cuerpos de seguridad y especialistas en ciberseguridad alertaron que la modalidad de estafa basada en la obtención de este código de seis dígitos se volvió más sofisticada, más convincente y, sobre todo, más frecuente. Los delincuentes no improvisaron: perfeccionaron guiones, automatizaron mensajes y diseñaron tácticas de presión para que la víctima entregue el dato sin sospechar del engaño. Y cuando eso ocurre, el control total de la cuenta cambia de manos en segundos.
Los ataques recientes siguieron un patrón común: un contacto inesperado que aparenta ser legítimo. Los delincuentes llamaron, enviaron mensajes de WhatsApp o incluso correos electrónicos haciéndose pasar por el “equipo de soporte de WhatsApp”, por “seguridad de Meta” o por instituciones reconocidas. En varios casos, afirmaron que detectaron “actividad sospechosa” o advirtieron sobre un supuesto “bloqueo inminente” de la cuenta para generar urgencia.
En numerosos testimonios, las víctimas relataron que los atacantes parecían conocer datos personales: nombres, horarios de actividad, ubicaciones aproximadas o contactos frecuentes. Esa información pudo obtenerse mediante filtraciones, bases de datos ilegales, redes sociales abiertas o ingeniería social previa. Cuanto más detalle conocen, más convincente se vuelve la puesta en escena.
Además, algunos llamados falsos utilizaron sistemas automatizados que imitaron la locución de servicios de soporte reales. Incluso mostraron números con prefijos internacionales poco comunes, que muchos usuarios no identificaron como fraudulentos. Las llamadas entrantes desde códigos +62, +44 o +233, que en ocasiones se asociaron a estafas, siguieron siendo una señal de alerta ignorada por quienes no sabían del método.
El código de verificación de WhatsApp cumple una función crítica: confirmar que el usuario que intenta iniciar sesión posee físicamente la línea telefónica vinculada. Sin ese código, nadie puede registrar la cuenta en un nuevo dispositivo. Pero si el usuario lo entrega, el atacante podrá completar el proceso de registro en su propio teléfono y expulsar automáticamente al propietario legítimo.
Una vez dentro, los delincuentes suelen activar la verificación en dos pasos con un PIN que solo ellos conocen. Cambian los datos de recuperación, modifican el correo asociado y bloquean cualquier intento de recuperar la cuenta. En muchos casos, la víctima queda totalmente excluida en menos de dos minutos.
Los reportes más recientes mostraron que los delincuentes explotan la cuenta de inmediato. Enviaron mensajes a contactos cercanos solicitando dinero urgente, realizaron extorsiones con contenido privado, difundieron enlaces maliciosos o intentaron acceder a cuentas bancarias vinculadas. La confianza que los contactos tienen en la persona real se vuelve el arma principal del estafador.
Los chats suelen contener fotos personales, documentos, direcciones, claves temporales, conversaciones laborales y datos que pueden utilizarse en otros delitos. Si el atacante accedió a ese material, la víctima no solo perdió su cuenta: quedó expuesta a un riesgo mayor, como suplantación de identidad, chantajes o fraudes más complejos.
Si un usuario entregó el código de verificación de WhatsApp y ya no puede entrar a su cuenta, es fundamental actuar rápido. El primer paso es intentar iniciar sesión nuevamente para forzar el envío de un nuevo código. Si el atacante acaba de tomar la cuenta, es posible revertir la intrusión antes de que habilite la verificación en dos pasos.
Si ya activó un PIN propio, la recuperación se vuelve más compleja. WhatsApp permite esperar siete días hasta que el sistema elimine el PIN del atacante por inactividad, pero esto no siempre resulta suficiente. También se recomienda contactar al soporte oficial y ofrecer documentación que verifique la titularidad del número. Paralelamente, es esencial alertar a contactos cercanos para evitar que caigan en fraudes utilizando la identidad suplantada.