Hay una forma de olvidarnos de que existen el barbijo y las tensiones de la ciudad. La propuesta es planear un descanso haciendo turismo de naturaleza, dejando que lo salvaje nos descubra.
Hay una forma de olvidarnos de que existen el barbijo y las tensiones de la ciudad. La propuesta es planear un descanso haciendo turismo de naturaleza, dejando que lo salvaje nos descubra.
En el noroeste de Santa Cruz, entre las ciudades Los Antiguos y Perito Moreno, y los parajes Bajo Caracoles y Lago Posadas, aparece el Parque Patagonia.
Es uno de los proyectos de la Fundación Rewilding, que tiene como bandera recuperar el estado salvaje de la naturaleza y las especies autóctonas. Se lleva a cabo a través de la creación de áreas protegidas de parques abiertos al público.
El equipo de especialistas y voluntarios trabaja con pumas, guanacos, chinchillones anaranjados, gallinetas australes, gatos del palenque, huemules (retraídos a la cordillera por la cacería), coipos, choiques y cóndores andinos.
Son especies nativas que fueron desapareciendo de la región. Los detectan con cámaras trampa distribuidas estratégicamente en todo el territorio y les colocan collares con GPS para estudiar sus movimientos, relocalizarlos y asegurar la interacción entre las especies.
La idea es sentirse parte y conocer para proteger. Por eso, el parque ofrece La Posta de los Toldos en el Portal Cañadón Pinturas (ruta nacional 40, a 56 km. de Perito Moreno).
Es un refugio en la estepa con hostería (nueve habitaciones con baño privado que albergan de una a cuatro personas), área de motorhome y acampe.
Hay comedor para disfrutar de deliciosas comidas calientes. Tiene un sector de uso público, que requiere reserva previa. Se puede hacer fuego en los espacios preparados a tal fin y pasar el día en el predio.
Propone una red de 16 kilómetros de senderos para recorrer libremente. Son Tierra de colores (con una antigüedad que remonta al jurásico y un colorido hipnótico dado por los distintos niveles de oxigenación del hierro, en un paseo circular que lleva una hora),
También está Koi (del paleolítico, hace 1200 millones de años, que consiste en caminar al borde de la meseta y llegar a la cima en menos de dos horas), La Guanaco (donde se ven cóndores, en una subida de 850 metros, en una hora 45), Balcones (que ofrece diferentes vistas al río Pinturas, de sólo 10 metros de ida), la Bajada de los Toldos (antigua ruta de guanacos que se recorre en una hora y media, adentrándose en el Cañadón Río Pinturas, y desembocando en La Cueva de las Manos, el sitio arqueológico más importante de Patagonia, con pinturas de 1300 a 9300 años de antigüedad, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO) y el Observatorio de Estrellas (un refugio con un banco de calor construido por gente de la zona).
Se hacen salidas de avistaje de fauna (incluyendo al puma). El guía local Facundo Epul propone adentrarse en Cañadón Caracoles, a través de un recorrido a pie de 2,5 km de ida y vuelta en casi tres horas después de haber llegado en camioneta (un total de 90 km).
Cada jornada sale 8 mil pesos, si sólo se lo contrata como guía. Si también se opta porque él ofrezca su transporte, son $5000 más.
Además se hace turismo de interpretación geológica de mesetas, volcanes y cañadones.
Otro de los portales del Parque Patagonia es La Ascención (ruta provincial 43, a 38 km. de Perito Moreno y 17 km. de Los Antiguos).
Fue una estancia de cría de 15 mil ovejas. La erupción del volcán Hudson en 1991 fue el gran golpe final para esa actividad, que ya venía en decadencia.
La Fundación la compró para recuperarla y ampliar el Parque Nacional Patagonia. Hoy es la Reserva Natural Silvestre La Ascención, un área protegida que pasó a Parques Nacionales en 2019.
El Portal cuenta con el camping Caburé, de acceso libre, con baño y duchas, una enorme playa sobre el Lago Buenos Aires y senderos para conocer desde el Lago hasta la Meseta del Lago Buenos Aires.
Formado luego del deshielo de un glaciar y rodeado por la cordillera de los Andes, el lago es compartido entre Argentina y Chile.
De este lado de la cordillera, en la provincia de Santa Cruz, recibe el nombre de Buenos Aires y Lago General Carrera en Chile.
De sus 1850 kilómetros cuadrados de superficie total, 880 se encuentran del lado argentino. Es el segundo más grande de nuestro país, después del Lago Argentino.
Contra lo que se pudiera imaginar, el agua es tibia. Las piedras volcánicas dan calor al agua y ayudan a contrarrestar el frío viento patagónico.
La estancia El Unco tiene 20 mil hectáreas. Es parte de las 150 mil hectáreas que compró la Fundación para recuperar las especies y protegerlas, y que va donando al estado provincial o a Parques Nacionales.
Por textos de historiadores o viajeros del pasado, estudiaron qué especies habitaban la zona y fueron desplazadas por fauna exótica (no propia del lugar, como las vacas u ovejas).
Con el objetivo de recuperar el ecosistema y aumentar el número de las especies autóctonas, se enfrentan a un gran desafío cultural.
Los propietarios de campos con producción ganadera defienden su fuente de ingresos y, por ejemplo, consideran plaga al guanaco o enemigo al puma, especies propias del lugar.
El trabajo con cámaras también sirve como prueba para que los ganaderos vecinos vean que esos pumas no afectan su ganado ovino, desterrar el mito de que destruyen su producción y que no sigan cazándolos indiscriminadamente.
De acuerdo a un informe reciente de Naciones Unidas, un millón de especies se encuentra en peligro de extinción. Podemos resignarnos o acompañar el esfuerzo para detener esta crisis.
El trabajo de la Fundación busca recuperar la vida silvestre para lograr ecosistemas saludables y completos, en los que se complementen flora y fauna. El programa sueña motorizar economías regenerativas como el turismo de naturaleza, ayudando a desarrollar las comunidades a través de sus emprendimientos, el arraigo a la tierra y el orgullo por el lugar. Un propósito que se va concretando y enriquece a los pobladores y a los turistas, que podemos asomarnos a la esperanza de la recuperación de nuestra tierra.
La invitación es a hacer nuestra la frase del activista Gary Snyder y entender que “la naturaleza no es un lugar para visitar. Es nuestra casa”.
Créditos fotos: Franco Bucci - Eliana Braier