“El menor estaba en otra habitación y lejos de la familia, por eso se salvó. Pienso que el ambiente debía tener otro tipo de ventilación”, analizó el titular del SAME, Alberto Crescenti. El niño fue trasladado primero al Hospital Zubizarreta y luego derivado al Gutiérrez.
El aviso a las autoridades llegó tras un llamado al 911 realizado por un familiar. Personal de Bomberos ventiló el domicilio para permitir el ingreso de los equipos médicos, que constataron los fallecimientos. Las pericias preliminares indicaron que la causa fue una intoxicación por monóxido de carbono, “en un 99%”, según fuentes del caso.
Caldera defectuosa, ventilación bloqueada y un ambiente sellado
Las pericias realizadas en la propiedad revelaron un escenario de múltiples fallas graves en el sistema de calefacción y ventilación. La caldera, ubicada en la cocina, presentaba desperfectos significativos: deflectores sueltos, radiador obstruido por corrosión, y un conducto de evacuación de gases con fisuras y óxido.
En lugar de expulsarse hacia el exterior, el monóxido se filtraba por aberturas en el cielorraso y entre el piso flotante, acumulándose especialmente en los niveles superiores. Bomberos utilizó polvo fumígeno durante una prueba en el lugar y confirmó que los gases se dispersaban dentro de la vivienda.
A esto se sumaba un agravante porque la casa estaba completamente sellada. Las rejillas de ventilación estaban cubiertas con nailon, y las ventanas y marcos habían sido reforzados con cinta, impidiendo el ingreso de aire fresco y la salida del aire contaminado.
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Las mediciones de Metrogas detectaron niveles altísimos de monóxido en los distintos artefactos a gas, por fuera de toda norma permitida.
Los expertos señalaron que el trágico desenlace fue producto de una combinación letal que incluyó mal estado de la caldera, corrosión en los caños, filtración del gas a través de la estructura y ausencia total de ventilación.
Mientras tanto, el único sobreviviente permanece bajo monitoreo estricto, con pronóstico reservado pero alentador.