Por otro lado, Mondino aclaró que en la decisión de invertir o no en momentos de incertidumbre también intervienen otros factores. Por ejemplo, no es igual el grado de riesgo que está dispuesto a asumir el responsable de una empresa con 70 años de edad respecto de las generaciones que lo suceden. También influye la constitución de su familia, si se tienen deudas y la velocidad con que se recupera el capital invertido, entre otros factores. Todos estos elementos se deberán considerar la columna de la derecha del cuadro.
Un contexto preocupante
Para ayudar a definir el escenario económico de los próximos meses, Mondino analizó la situación de las principales variables macro. Una de las más relevantes es la pandemia. Según la oradora “vamos a tener que seguir conviviendo con el COVID 19 mucho tiempo; vacunar a toda la población del planeta es un proceso complejo que demandará a años”, proyectó. Esto significa que el coronavirus seguirá teniendo un impacto económico muy fuerte, sobre todo en los países que desarrollen esquemas de aislamiento poco flexibles, como Francia, Italia y la Argentina. Nuestro país sufrió una caída del PBI de dos dígitos en 2020 vs 5% de Estados Unidos, que optó por un modelo más flexible.
En el plano local, Diana dijo que se enfrenta una inflación reprimida por Precios Máximos, tarifas congeladas y salarios que se atrasan. Se agrega un “desempleo fenomenal” muy difícil de resolver porque las empresas no tienen rentabilidad ni posibilidad de tomar nuevo personal. También es una limitante seria la “inempleabilidad” de muchas personas de bajísima capacitación que no califican para los puestos más básicos.
Tampoco ayuda a imaginar un escenario favorable la inseguridad jurídica que generan la toma de tierras y las usurpaciones por parte de personas que jamás podrían pagar la propiedad que intentan ocupar.
La situación fiscal también es preocupante porque aumentaron los gastos por la pandemia y se derrumbó la recaudación por imposibilidad de pago de impuestos de muchos contribuyentes. “Es difícil que esta situación cambie y que se deje de pagar el IFE y el ATP si no se recupera la actividad económica”, desconfió Mondino. El gobierno del presidente Macri había recibido un déficit del 8% del PBI, lo redujo casi a 0 y ahora se vuelve aumentar al proyectarse un 4,5% para 2021.
La política monetaria es otra fuente de problemas, al haber duplicado la base y al emitir bonos con ajuste de acuerdo a la evolución del dólar oficial, lo que constituye una apuesta de alto riesgo.
A juicio de Mondino, el gasto público debería reducirse sustancialmente. “Se gasta en cosas innecesarias, como organizar recitales gratuitos, pagar subsidios, jubilar personas sin aportes o crear un Mercado Libre oficial. Según su opinión ya es hora, también, de que los empleados públicos empiecen a trabajar presencialmente y se evite, por ejemplo, que una pareja no se pueda divorciar porque el Poder Judicial no trabaja en varias provincias.
La inflación de 2021 dependerá del nivel de recesión. Si ésta se mantiene alta, será difícil que suban mucho los precios. También incidirán otros fenómenos: en muchos casos, quienes ofertan productos no perecederos deciden no vender o vender sólo lo necesario para pagar los gastos. Así, un negocio puede ser afectado por disminución de ventas por acaparamiento y por menor demanda, dos factores que son depresivos para la economía.
Hacia adelante
De cara al futuro, Mondino dijo que la salida para la Argentina será liderada por el sector agroexportador. “La política es decidir entre opciones donde orientar los recursos y el Gobierno debería orientarlos hacia las ventas al exterior”, aconsejó.
“La Argentina tiene un único camino para crecer, que es concentrarse en las exportaciones. Con esa actividad se llega a personas que tienen más recursos que nosotros y que son mucho más en cantidad”, diferenció la expositora.
“La Cancillería debería seguir el camino de Brasil, que abrió 100 mercados durante el gobierno de Jair Bolsonaro”, distinguió.
Concentrarse en las exportaciones supone, también, “asignar recursos para asfaltar un camino de ripio para movilizar la producción más fácilmente, en vez de construir una canchita de fútbol iluminada en un pueblo”, distinguió.
Finalmente, la economista propuso modificar el destino de los derechos de exportación. “Que una parte vaya a los sitios donde se originaron y que los integrantes de una comunidad –y no los políticos- decidan en que se invierten los recursos”, desafió.