Las más complicadas son vitivinicultura, citrícola, olivícola, tabacaleros, peras y manzanas, que se encuentran en plena cosecha y sin efectivo para pagar sueldos, jornales, insumos y servicio de laboreo. La consecuencia posible: severas pérdidas de producción, con impacto en la economía de los productores en 2020 y 2021.
En el caso de la vitivinicultura, desde Mendoza señalan que venden la cosecha, pero recién se comenzará a cobrar en julio. Además, el vino que se compró el año pasado se está pagando este año. En algunos casos, perciben una postergación en los pagos.
Desde La Rioja, sostienen que la situación “es desesperante” ya que toma a los productores “con todos los gastos de un final de vendimia y el comienzo de la aceituna, que resulta vital para las exportaciones”.
En el sector de la lechería, las demoras son de 50%, lo que produce cortes de pago. “A nivel de hipermercados, las empresas no pueden rescatar los cheques de los bancos y eso atrasa el pago a los productores. Además, los productores no pueden depositar los cheques en los bancos”, indica CAME.
Un caso especial es el del tabaco ya que los ingresos del sector dependen en un 60% del Fondo Especial del Tabaco (FET), que se nutre de la venta de cigarrillos. Hoy, la emergencia sanitaria por el coronavirus no le permite operar a las tabacaleras, dejando sin abastecimiento a los kioscos. Consecuentemente, no se generan recursos para el FET.
También está trabado restante 40% de los ingresos, ya que las empresas acopiadoras de tabaco se encuentran sin poder establecer un acuerdo con los gremios para continuar con el acopio del tabaco restante de la campaña 2019-2020. “Los productores necesitan de ambas cadenas de pago para poder iniciar la campaña siguiente que en el transcurso de los próximos días ya inicia”, sostiene la CAME.
La producción orgánica, sufre también por el impacto de la cuarentena sobre el consumo. El planteo es claro: “la cadena de pagos está interrumpida por rechazos de mercadería debido a la caída de demanda, pedidos de renegociación de precios y otras situaciones inesperadas que están complicando en gran forma su continuidad”.
En todos los sectores hay un factor común: a los inconvenientes propios del negocio y la cuarentena, se suma la falta de bancos que respalden la actividad ante la crisis.
Provisión de insumos: Aquí, los problemas son similares para todos. Trabas logísticas por localidades cerradas al ingreso de camiones, falta de mano de obra para la cosecha -o en el caso de conseguir cosecheros, complicaciones para trasladarlos de una provincia a otra-, e industrias complementarias que no funcionan porque no son consideradas actividades esenciales, como las de cajones y otros insumos.
Las empresas, también ven restringido su personal de planta, fundamentalmente los que pertenecen a grupos de riesgo frente al Covid-19. A la vez, aparecen problemas gremiales.
Entre los pedidos de los diferentes sectores, figuran diferimientos impositivos, pagos a cuenta de tributos, liberar la circulación de las rutas e incluir más actividades como servicio esencial, entre otras.
En el punto en que todos coinciden, es en la necesidad de abrir los bancos y darle curso a los créditos anunciados por Alberto Fernández.
Para Pablo Vernengo, Director Ejecutivo de Economías regionales de CAME, lo más importante hoy es solucionar “la necesidad de efectivo” de las PyMes regionales.
“Los bancos tienen que permitir que las empresas tengan disponibilidad de dinero ya que lo que se puede retirar por cajero no alcanza”, dijo a A24 Agro. En ese sentido, los empresarios tienen que pagar jornales y sueldos, que mayormente se desembolsan en efectivo. “Estas actividades se desarrollan en el interior, donde los trabajadores, si bien están en blanco, no están bancarizados. Necesitan que estén abiertos los bancos”, subrayó.
El otro pedido, es que se cumpla con el Decreto 326/2020, que prevé el otorgamiento de créditos con tasa del 24% para pagar los salarios. Para respaldar estas operaciones, el Gobierno ordenó también la constitución de un Fondo de Asignación Especial por $ 30.000 millones en el marco del Fondo de Garantía Argentino (FoGAr).
“La mayoría de las Pymes no tienen disponibilidad para pagar sueldos y los bancos siguen dando vueltas, tanto los oficiales como los privados”, afirmó Vernengo. Y agregó que “recién esta semana apareció algo para clientes calificados, pero en esta emergencia es difícil que una empresa pueda presentar una carpeta que califique para ser sujeto de crédito”.
“Es burocracia para que los bancos no den todas las condiciones que deberían estar dando”, aseveró.
El trabajo realizado por la CAME, fue presentado al ministro de Agricultura, Luis Basterra. “Es una radiografía para que los funcionarios sepan dónde tienen que trabajar, y nosotros donde estamos parados”, finalizó el dirigente.
Como ejemplo, vaya un caso chiquito de un sector pequeño: el de los hongos comestibles.
Con la cadena de pagos cortada, debido a que hoteles y restaurantes no pueden cubrir sus obligaciones por no estar trabajando, la producción tiene seguir adelante ya que es un alimento perecedero y de no retirarse se pudrirían las cámaras de elaboración.
La comercialización es un desafío: el 90% de la producción no se puede vender en este momento, ya sus compradores son los mismos hoteles y restaurantes que hoy no pueden trabajar.
Así, el sector manda a cocinar la producción esperando recibir un tercio del precio del hongo fresco, y que recién se les pagaría en seis meses, como mínimo. Un dato más: es un sector de mano de obra intensiva, lo que representa el 50% de los costos. El otro gran costo es la energía.
En ese contexto, se trata de una actividad que podría quedar muy malherida, de no surgir las soluciones que se reclaman.
Un ejemplo pequeño, pero que marca con precisión lo que hoy atraviesas muchas economías regionales del país.