Herrera explicó cómo se gestó su salida del equipo vasco: “Hablé con Ernesto (Valverde), le dije que si él consideraba que mi posición no estaba cubierta, si tenía problemas, yo me quedaba. Pero el tiempo demostró que mi puesto estaba más que cubierto”. Esa luz verde le permitió volar hacia Buenos Aires y sumarse al club de sus amores.
Desde su llegada, la experiencia lo sorprendió para bien. “Yo a Boca siempre lo he admirado. Me ha parecido un club muy especial. La pasión que tiene es única, La Bombonera es única, el ambiente el día del partido también lo es. Lo que estoy viviendo supera las expectativas cada día”, sostuvo. “Hay que experimentarlo para darte cuenta de lo que significa esto. En cuanto a pasión y amor por unos colores, no he visto nada igual nunca”.
El ex Manchester United y PSG también habló de las razones detrás de su elección, en contraste con las propuestas de ligas como la saudí: “Respeto y entiendo a quienes deciden ir a Oriente Medio a ganar dinero. Yo ya había colmado mis expectativas económicas. Quería regalarme la posibilidad de cumplir un sueño, que era jugar en Boca, el club más grande de Sudamérica”.
Incluso se animó a recomendar la experiencia a otros colegas europeos: “El cariño del país, cómo es la persona argentina, cómo se vive el fútbol acá… No hay grises. Se pasa en un día de ser el mejor del mundo a un desastre. Para los amantes del fútbol es algo único”.
Y cerró con una frase que puede marcar tendencia: “Lo mío, lo de Iker (Muniain) en San Lorenzo o lo de Sergio Ramos en México pueden sentar un precedente. Si alguien ama el fútbol y tiene la oportunidad, no lo puede dejar pasar”.