ESCÁNDALO

Uno de los enanos que participó de la fiesta de Lamine Yamal rompió el silencio y desconcertó a todos

Uno de los artistas contratados para la celebración de Lamine Yamal defendió su participación, aseguró que no hubo maltrato y apuntó contra las asociaciones que cuestionaron el evento.

Uno de los enanos que participó de la fiesta de Lamine Yamal rompió el silencio y desconcertó a todos

La polémica por la fiesta de cumpleaños de Lamine Yamal sumó un nuevo capítulo. Uno de los animadores con enanismo contratados para el evento rompió el silencio en una entrevista con el programa 'Versió RAC1' y ofreció una mirada completamente distinta a la que provocó la reacción de organismos y asociaciones defensoras de los derechos de personas con discapacidad.

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El protagonista, que prefirió mantenerse en el anonimato y habló bajo cláusula de confidencialidad, negó haber sido maltratado y sostuvo que el escándalo mediático se desató solo por tratarse del joven jugador del FC Barcelona. “Todo bien, todo maravilla, todo muy bien y siempre con respeto hacia nosotros. Éramos artistas allí”, aseguró.

El evento, que generó repudio desde sectores institucionales y civiles —incluyendo al Ministerio de Derechos Sociales de España—, quedó bajo investigación por presunta vulneración de la ley de discapacidad. El foco de la controversia estuvo en la presencia de personas con enanismo como parte del entretenimiento en la fiesta de Yamal, lo que llevó a la Asociación de Personas con Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE) a anunciar “acciones legales y sociales”.

Sin embargo, el testimonio del artista cuestionó ese enfoque. “Este lío se ha formado porque es Lamine. Si no fuese Lamine, no se formaría el lío que se ha liado. La gente se lo pasó de puta madre allí. Ellos, nosotros, todo el mundo se lo pasó de escándalo”, agregó, sugiriendo que el problema no es la actividad, sino la figura pública involucrada.

Además, explicó en qué consisten normalmente sus presentaciones en fiestas privadas: “Solemos bailar, hacer bromas, trucos de magia o repartir chupitos”. Y lanzó una pregunta que buscó interpelar a quienes critican su participación: “¿Por qué yo no puedo ser animador por mi condición física y otra persona sí puede?”

También aclaró que él y sus colegas ponen límites claros antes de aceptar cualquier contrato. “Antes de ir a un show dejamos claro que, a la primera falta de respeto, damos por terminado el servicio. Obviamente, no somos monos de feria como la gente se cree que somos”, afirmó, visiblemente molesto por la repercusión mediática.

Respecto a la denuncia de ADEE, fue contundente: “No estamos pidiendo ayudas, ni una paguita. Solo queremos que nos dejen trabajar. Tenemos nuestro contrato, somos autónomos y hacemos todo legal”. En ese sentido, lamentó que, en nombre de la defensa de sus derechos, estén obstaculizando su forma de vida. “Lo que ellos, los de las asociaciones, están haciendo es humillarnos, despreciando el trabajo que queremos”, sostuvo.

El animador reveló que llevan años trabajando de forma profesional, pero que las trabas comenzaron en el último tiempo. “Desde hace muchos años venimos haciendo esto. Pero ahora, uno o dos años para acá, es cuando más por cul* están dando esta gente y no lo entiendo la verdad”.

Y cerró con una crítica a la falta de alternativas que, según él, proponen los denunciantes: “Quieren prohibir lo que nos gusta y a lo que nos dedicamos. Pero no te llaman para ofrecerte un puesto de trabajo, ni cursos remunerados. Yo no recibí nada, ninguna noticia”.

Mientras continúa la investigación impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales, el testimonio de este artista suma una nueva dimensión a un caso que, más allá de la repercusión mediática, abre un debate de fondo sobre representación, dignidad, libertad laboral y límites éticos en la industria del entretenimiento.

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