Un relato que se desmorona
El relato de Peña ante la Justicia había sido, hasta ahora, relativamente lineal: sostuvo que, tras el almuerzo familiar, se quedó en la casa con su esposa, y que nunca participó en los movimientos posteriores del grupo que salió a buscar naranjas, donde supuestamente se perdió el niño.
Pero las imágenes lo ubican en la vía pública, caminando junto a figuras fuertemente señaladas por la investigación, cuando supuestamente debía estar en otro lugar. Lo que se suponía era una búsqueda desesperada por su hijo, ahora adquiere tintes de encubrimiento o, al menos, de inconsistencia en su accionar.
Reacciones del entorno y la defensa
Las nuevas revelaciones generaron un fuerte cimbronazo entre los familiares del menor y la comunidad de Corrientes, que sigue exigiendo justicia y claridad en una causa que ya acumula más de un mes sin respuestas concretas.
“No entendemos por qué el padre habría mentido. ¿Qué motivación tiene para ocultar información? ¿Miedo? ¿Presiones? ¿Está implicado?”, se preguntó un allegado a la familia que prefirió mantener el anonimato.
Desde el entorno de José Peña, sin embargo, intentaron restarle importancia a las imágenes. Su abogado defensor explicó que la caminata junto a los sospechosos fue “casual” y parte de los “movimientos desesperados de un padre angustiado” por encontrar a su hijo. Alegan que no hubo intención de mentir, sino un posible malentendido en los tiempos declarados ante la Justicia.
A pesar de ello, la falta de coherencia entre el testimonio y las pruebas ha debilitado seriamente su posición, al tiempo que la Justicia analiza su rol con mayor atención.
Un caso plagado de irregularidades
Este nuevo giro se suma a una larga lista de contradicciones, omisiones y actuaciones irregulares que ya pusieron bajo la lupa a la comisaría local, funcionarios judiciales e incluso a actores políticos.
Desde el comienzo, la causa se vio atravesada por versiones encontradas, desapariciones de pruebas, cambios de carátula y denuncias por negligencia. La figura del excomisario Walter Maciel, uno de los primeros imputados, también es clave en este rompecabezas: se sospecha que retrasó deliberadamente los rastrillajes y desvió la atención en los primeros días, favoreciendo así la pérdida de tiempo vital en las investigaciones iniciales.
La aparición de José Peña en compañía de Maciel acentúa todavía más estas sospechas y abre una nueva línea que la Justicia deberá seguir con extremo cuidado.
Presión social y reclamos de verdad
La presión de la opinión pública es cada vez mayor. Movilizaciones en distintas ciudades del país, pedidos en redes sociales y concentraciones frente a dependencias judiciales se repiten con un único reclamo: "Aparición con vida de Loan".
Frente al creciente escepticismo de la sociedad ante las autoridades locales, familiares y organizaciones sociales exigen la intervención de organismos nacionales e internacionales para auditar el proceso y garantizar que se respeten todos los pasos procesales.
La causa, que originalmente se manejaba a nivel provincial, ya cuenta con la participación de la Justicia Federal, dada la posibilidad de que se trate de un caso de trata de personas.
La Justicia en la encrucijada
Con el avance de la investigación y la aparición de nuevas pruebas, la Fiscalía se encuentra ante una encrucijada: profundizar en las responsabilidades institucionales o asumir que el caso podría ser más complejo y organizado de lo previsto.
Cada nueva prueba parece arrojar más sombras que certezas. El rol de cada uno de los involucrados sigue en análisis, y ahora, también el del padre del niño, quien hasta ahora había sido considerado una víctima más de este drama.
¿Y Loan? La gran pregunta sin respuesta
Más allá de la polémica que rodea a los adultos, la principal incógnita sigue siendo el paradero de Loan. Desde su desaparición, se han desplegado rastrillajes por tierra y aire, con perros, drones y fuerzas federales, sin resultado positivo.
Los últimos informes apuntan a la posibilidad de una sustracción planificada, con fines aún no esclarecidos. Se baraja el traslado del niño fuera de la provincia e incluso del país, aunque ninguna de las pistas ha logrado confirmarse con certeza.
Mientras tanto, el tiempo corre, y con él crece la desesperación de una sociedad que no encuentra consuelo ni respuestas.