Y a partir de acá, comienza la debacle, la catástrofe, la pesadilla logística que implicó seguir la estrategia diagramada por Jon Snow y Daenerys.
Caminantes abajo, caminantes arriba, un gigante metiéndose por la puerta de Winterfell (y menos mal que estabas, Lyanna Mormont), caminantes everywhere. “Acá hace falta fumigar”, se le pedía a los dragones, que seguían en su tour por las nubes, donde entre la imagen pixelada de HBO y la idéntica apariencia de los dragones “buenos” y el “malo”, uno debía adivinar lo que estaba pasando.
De nada sirvió que la bruja pelirroja rece varias veces (momento FUERTE de tensión) hasta conseguir armar una muralla de fuego que sirva para alejar a los caminantes del castillo y para que Dany y Jon vean dónde debían aterrizar o tirar fuego o hacer algo, básicamente.
Pero los caminantes no son los típicos zombies idiotizados, sino que piensan más que muchos seres vivos: un par se inmolaron, se arrojaron al fuego para armar un puente y listo el pollo.
En el medio de gritos, llantos, caos, fuego, muertes y resucitaciones, hay un grupito que se quedó tomando vino en la cripta. Sansa llega, avisa que está todo más que mal y Tyrion hace una Tyrion clásica: sigue tomando vino. ¡Y sí! La coherencia narrativa vuelve a hacerse presente. Pero van a estar tranquilos solo un rato más.
Esta película de Game of Thrones (por duración, montaje, edición, etc) tuvo un pico de tensión cuando (DE PIE) Arya Stark elude a caminantes que se metieron en un salón. Y la sangre gotea, los muertos la olfatean y cuando parece que es el fin, no lo es. Porque Arya siempre tiene el movimiento justo para el momento indicado. En el medio, The Hound inexplicablemente se rinde, hasta que la ve a nuestra homicida favorita luchando contra el que venga (¿no hay mujeres en el Ejército de la Noche?).
El gran punto débil de este episodio fue la ausencia de muertes que nos duelan de verdad, que nos angustien aún más el domingo: no olvidemos que GOT mató a su gran protagonista en la primera temporada (Ned Stark) y nunca titubearon los guionistas y/o los creadores en asesinar al más querido, a la más adorada o al más capanga.
Hoy peleamos contra la mismísima muerte, ¿y nadie muere? Bueno sí: Lyanna (derrota digna contra el gigante), Theon Greyjoy (dolió, pero no olvidamos quién sos), Jorah Mormont (momento Disney con el Dragón ronroneando al lado), Ed (salvando a Sam) y Beric Dondarrion, el pirata que resucitó mil veces para salvar a Arya. Es poco para una Gran Guerra. Es muy poco para el perfil de serie que nos tiene acostumbrados Juego de Tronos.
Promediando el capítulo, llega ÉL, el Rey de la Noche, a levantar a todos sus muertos, a demostrar que el fuego no le hace ni cosquillas y a buscar a su gran objetivo: Bran.
Porque en él radica la memoria de toda la humanidad. Ahí es cuando se pudre todo de verdad: en la cripta reviven los muertos de las tumbas y en el castillo, parecen ser dos millones contra 50 gatos locos corriendo vaya a saber uno hacia dónde.
Sobre el final, llega un piano ensordecedor para vestir a una de las grandes escenas de estos años: Ramin Djawadi no podría haber compuesto un tema mejor. Son casi 9 minutos de pura inestabilidad emocional.
El Rey de la Noche y Bran cara a cara, Jon escapando del dragón de hielo (y le grita en la cara) y Arya, en la jugada de todos los tiempos, clavando esa daga de acero valyrio (que le había dado su hermano) donde más duele y dando por finalizada la Gran Guerra: con el Rey, mueren sus guardaespaldas pelilargos (¿a qué fueron?), el dragón de hielo, y TODOS los caminantes. [Quedará para otro momento el análisis de cómo al Ejército de la Noche se le filtró una gotera en el medio del living].
Este tercer capítulo, casi sin diálogos, hizo hincapié en las imágenes, los planos, las miradas y los gestos: de Sansa a Tyrion en la cripta, del Night King a Bran en el árbol sagrado, de Jon a Daenerys durante sus viajes por el cosmos, de Sir Davos a Melisandre cuando la bruja perece al lograr su cometido, y podríamos seguir.
“Ganamos la Gran Guerra, ahora nos espera la Última Guerra ”, vitorea Daenerys en el adelanto del cuarto capítulo, donde reaparece la majestuosa y siniestra Cersei. Llega la lucha por el Trono de Hierro. ¿Qué le decimos a los guionistas? Alguien de primera línea tiene que morir urgente. ¿Qué le decimos al Rey de la Noche? Hoy no.
(No podían faltar los memes del capítulo de anoche, los ves clickeando acá)