Hugo Maradona habló desde Nápoles: "Mi gran bronca es no haber podido despedir a mi hermano"

Hugo Maradona habló desde Nápoles: Mi gran bronca es no haber podido despedir a mi hermano

Desde Nápoles, donde vive con su esposa Paola y sus hijos, Hugo "El Turco" Maradona rompió el silencio en "Intrusos" a seis días de la muerte del astro de fútbol.

"Hablé con Gianinna y me dijo ´padrino mañana a las 16 lo vamos a sepultar´, no me dio posibilidades de viajar", aclaró el Turco sobre su ausencia en el velatorio de Maradona.

"La última vez que hablé con él fue el sábado pasado, me llamó a las 3 de la mañana. Yo lo vi tranquilo, lo sentí bien, después sucedió todo lo que pasó. Yo hablé con mi sobrino, que me contó lo que había pasado. Mi sobrino era como si yo estaba ahí. Estaba en contacto con los custodios. Por lo que me decían ellos estaba todo bien", enfatizó el ex futbolista.

Y añadió: "Me estoy desayunando de las cosas que están diciendo ustedes. Que estaba en una casa precaria. Cuando estuve con él en La Plata la casa era hermosa, estaba bien".

Hugo se encuentra en Italia y desde allá se fue enterando de algunas cosas vinculadas a la vida actual de su hermano.

Sobre la influencia de Rocío Oliva en la vida de Maradona, sostuvo: "La conocí hace 3 años cuando fui a Holanda que hicieron la pretemporada cuando estaba en Arabia. Trato normal de una chica que no conocía y nada más. Soy muy respetuoso de las parejas de todos. No puedo hacer un análisis porque no estoy en el día a día. Lo único que te puedo decir es que estuvimos 4 días y no tuve mucho contacto. Luego la vi en México dos días en un cumpleaños. No te puedo decir que haya sido una mala influencia. Lo único que te puedo decir es que no me gusta lo que está diciendo y hablando ahora".

Por último enfatizó: "La bronca mía fue porque habíamos programado el viaje de apuro y me dio bronca no poder despedirlo. Pero bueno, allá ellos lo que hicieron con el velatorio corto. Primero por respeto a mí y después hacia la gente. ¿Por qué el apuro? La gente se quedó con el sabor amargo de no poder despedirse. No se querían llevar el cajón el hombro, querían mirarlo desde lejos. Son decisiones que yo no entro. Hablo con la consciencia porque después apoyás la cabeza en la almohada y es lo que te queda".

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