En la segunda parte, el equipo de Gallardo perdió esa voracidad de ataque, y ni siquiera con los ingresos de Juanfer Quintero y Nacho Fernández pudo calmar ese empuje de Atlético por empatarlo. Y sufrió más de lo que el partido indicaba en el comienzo.
La estimulante competencia interna que propone Gallardo hace que no se admita un par de malos partidos. Hasta Borré pareciera haber perdido el puesto. Y este momento de Ferreyra invita a darle pista. Y el técnico cuenta con más variantes que el año pasado.
River arrancó 2019 con pronóstico reservado. Aquellas derrotas, bajo los efectos de la resaca de Madrid, presagiaban un año duro. Todo lo contrario. El campeón de América está en condiciones de jugar mejor que en el glorioso 2018. Si todo gira en torno a la zurda mágica de Quintero habrá posibilidades de tener mucha claridad de pase. Y con el ritmo que suele sostener un equipo generoso para presionar con el propósito de jugar. Este es un concepto que merece aclararse porque en el fútbol hay equipos que presionan sin saber para qué.
La partida del Pity Martínez y la lesión inoportuna de Milton Casco le quitaron potencial por el costado izquierdo. Dada la tendencia que tienen los zurdos Quintero y Fernández de partir desde la derecha, se queda sin factor sorpresa por la otra banda. Tendrá que buscar variantes en el recién llegado Angileri (sólo puede jugar en la Libertadores), o tal vez en Mayada.
Para el sueño de ratificar la hegemonía en el continente resta demasiado, y sobre todo un mercado de pases. Depende de River y sus necesidades de vender para equilibrar sus números. Retener a Quintero o a Exequiel Palacios será clave para sostener la competitividad. Aunque Gallardo siempre logró reinventarse. Si cuando se fue Alario parecía acabarse el mundo.
Ganar siempre no es algo que se impone o resulta desde algún poder divino. No hay ciclos exitosos eternos. Pero este River ha tenido tanta capacidad de adaptación para seguir siendo competitivo que no podremos descifrar, al menos por un tiempo, hasta dónde podrá llegar. Aunque ande por los cielos.