Volver a empezar

San Lorenzo y su imperiosa necesidad de replantear nombres, esquemas y estilo para sobrevivir a su espanto

Hugo Balassone
por Hugo Balassone |
San Lorenzo y su imperiosa necesidad de replantear nombres, esquemas y estilo para sobrevivir a su espanto

Lejos de poner a los Romero como centro del debate. Ya sin tener dimensión de si el aporte de Ángel o de Óscar es productivo o neutro, San Lorenzo vivió una noche desconcertante que define la fragilidad de estos tiempos.

La elección de Diego Dabove intentaba introducirle personalidad a un equipo insípido en el breve ciclo de Mariano Soso. La intención de armar una estructura más agresiva y más rocosa quedó desvanecida desde el vamos.

Ningún técnico puede convencer a sus futbolistas de algo que no siente. Estos percibirán rápidamente que se trata de algo impostado. Y los parámetros que estableció con eficacia el técnico en Godoy Cruz u Argentinos, parecieran difíciles de desarrollar en este San Lorenzo. Las características de estos jugadores demandan mejor capacidad de elaboración y no se advierte en el diseño del plantel jugadores entregados a presionar para ser un equipo intenso. Es grave que San Lorenzo teniendo jugadores de buena calidad técnica no se proponga construir mejor juego.

Es cierto que el desplome frente a Central Córdoba surge de errores groseros en lo conceptual. En cada gol del Ferroviario se advierte un defecto defensivo. En el golazo de Bay, cierra hacia adentro Pitton. En el segundo de Milton Giménez, Gattoni se la deja corta a Jalil Elías, que disputa frágil el duelo y se deja comer en la presión. En el tercero de Lattanzio, el joven Gattoni la entrega mal hacia Monetti y éste es eludido por el delantero. Y si faltaba algo más, en el cuarto de Salomón sobre el cierre del partido, pifia grotescamente Braghieri, rechaza corto Herrera y paga con una goleada impiadosa.

Lo curioso del diagnóstico durante el receso pasaba por encontrarle un lugar a Óscar Romero (de poca gravitación), potenciar a Franco Di Santo y hacer más sólido al equipo con la llegada de Braghieri. Los resultados de esas búsquedas fueron que Oscar no tiene lugar en este armado, Di Santo anoche ni siquiera ingresó en el complemento y Braghieri luce inseguro. Entonces el técnico modifica demasiado y está lejos de afianzar nombres y mucho menos funcionamiento.

Hace tiempo que San Lorenzo dejó de ser un equipo competitivo: probó bruscamente con Biaggio, Almirón, Monarriz, Pizzi, Soso y ahora se la jugó por Dabove. Mientras contrata jugadores tapa juveniles que podrían resultarles, pero el contexto lo abruma. Apuesta por la jerarquía en los hermanos Romero para su proyecto. Estos juegan bien. Muchas veces son los mejores, pero no mejoran a sus compañeros. Su incidencia en lo colectivo es nula. Carece de liderazgos. Y anoche, como otras veces, se entregó y no peleó ni en la adversidad. Para colmo, le llega el clásico con Huracán y el debut en la Libertadores frente a la U de Chile.

El golpe es tan duro como pronto. Dabove deberá apelar a lo emocional para levantar a ese futbolista abrumado porque nada le resulta. Y sobre todo, replantear nombres, esquemas y estilo para sobrevivir a su propio espanto.