- "Lo primero que hace el mozo es mostrarte la etiqueta del vino para que te cerciores de que el que te trajeron es el que pediste. Las etiquetas entre un vino y otro a veces cambian mínimamente, por eso existe este paso".
- Otro paso, aunque no muy usado, es el de tocar la botella. "Generalmente te la presentan y van derecho a abrirla, pero tocando la botella te das cuenta más o menos de la temperatura, que es importante porque si pediste un blanco la idea es que esté un poco más frío que el tinto. Igual, eso también lo ves cuando lo probás", dice Emile.
- Después, algunos te dan el corcho. "Te lo pasan porque en los vinos viejos está bueno ver cómo está el corcho. Si está roto o seco, ahí tenés que empezar a preocuparte, porque al secarse dejan entrar oxígeno, algo que altera el vino. Aunque en general es raro que pase".
- Una vez que te sirven chequeás el color -el malbec es más violeta, el cabernet es más marrón-, que esté brillante y “limpio”; o sea, que no sea un café -que a veces está un poco turbio-.
- Antes de probarlo, lo olés. "Cuando lo vas a oler la idea es ver que no tenga ningún defecto: o sea, que no tenga olor a vinagre -aunque es difícil que pase, es una alteración que puede llegar a pasar-, ni al corcho o tapón -como un olor raro, a humedad u hongo- ni a cartón". Más allá de todo esto y del vino que hayas elegido, el olor según Emile "tiene que ser rico".
- Cuando lo probás estás constatando todo lo que habías sentido en tu nariz. "Lo ideal es pasártelo por toda la boca, pero si ya lo sentís feo de antemano por el olor o alguna otra característica, apenas te toque la boca te vas a dar cuenta de que ese vino no está bueno".
Si notás algo medio raro en cualquier parte es porque hay un componente general que no está bien, y si lo que te trajeron está malo estás en todo tu derecho de pedir que te cambien la botella.
Más tips. Los vinos blancos y rosados tienen que ser de la última cosecha que se está vendiendo. "O sea, ahora que estamos en 2019 deberían ser del 2018. Las añadas empiezan en julio o agosto, así que a partir de esos meses del 2019 se deberían empezar a conseguir los de este año". Emile dice que como estos son vinos más sensibles tienen una rotación anual más baja, entonces se deberían consumir dentro del mismo año de producción.
Además, lo ideal es que los blancos estén un poco más fríos, a temperatura heladera. Y el tinto se puede tomar más cerca de los 15° o 16°. "No se toma a temperatura ambiente como se dice, porque esa temperatura es relativa. Lo que sí: estaría bueno es que la gente se anime a pedir la famosa frapera con hielo. Porque si a vos el tinto te gusta frío y no le querés poner hielo, la forma de enfriarlo puede ser ponerlo en un balde con hielo".
Para el enólogo, a cada uno el vino le gusta de una forma distinta y eso es totalmente subjetivo. La idea es que cada uno lo disfrute como más le guste.
Malbec o cabernet. "Hay una regla general para cada variedad de uva. El malbec tiene más sabor a frutas rojas: ciruela, frutilla, frambuesa, hasta durazno. El cabernet va más para el lado de lo especiado: un pimiento morrón verde, rojo, la paprika, y también pimienta blanca y negra", explica el enólogo. Además, cuenta que los vinos del año tienen poco o nada de paso por madera, mientras que mientras más subís en la escala de precios más se siente el sabor a madera.