Su mecanismo para matarlos era sórdido. Apelaba a varias técnicas que directamente "envenenaban" a los bebés sin dejar un rastro posible que explicara las causas de esas muertes súbitas.
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La ficha de la enfermera Letby, difundida por la policía de Chester. (Foto: Gentileza Chester Police)
La enfermera Letby tenía múltiples recursos. A varios bebés les inyectaba leche en lugar de dárselas con una mamadera. A otros le inyectaba insulina o directamente, aire en las venas (algo peligrosamente mortal). El caso menos sofisticado era alimentar mucho más de lo necesario a los recién nacidos.
Las diferentes maneras hacían que los servicios forenses no pudieran relacionar las muertes entre sí. No se trataba de una bacteria que "colonizó" el servicio de neonatología (como puede suceder) o un medicamento o alimento vencido o en malas condiciones.
En consecuencia, el hospital de Chester consignaba como "muertes súbitas o espontáneas", estos casos sin una razón aparente. Hasta que de pronto, surgió una pista.
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El nombre de Letby estaba en todas las historias clínicas de los bebés que se descompusieron y murieron sin una causa aparente. (Foto: Gentileza Daily Mail)
Los registros de las historias clínicas
Se formó un comité especial para investigar el por qué de tantas muertes seguidas - sin una razón válida - en ese servicio del hospital de Chester.
Revisaron todos los protocolos, las acciones de del hospital y hasta antecendentes de los padres en busca de alguna cuestión hereditaria. Con toda la actividad bajo un complejo sistema de revisión surgió un pequeño dato, pero que fue clave.
En las historias clínicas que consignaban las primeras indisposiciones de los niños y luego su muerte había una "coincidencia". No era un procedimiento, o una situación especial de los bebés.
La conexión estaba en un nombre: Lucy Letby. Era la enfermera que siempre aparecía en las planillas de cada día en los que se produjeron los mayores problemas con las criaturas.
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La policía arrestó en su domicilio de Chester a la enfermera asesina. (Foto: Gentileza Daily Mail)
El caso recuerda lo sucedido en la provincia de Córdoba, con la extraña muerte de varios niños y otros que milagrosamente, salvaron su vida. Cuando se detuvo a la enfermera Brenda Agüero, de 28 años, en su primera nota a un medio dijo sobre el fiscal: "Me tiene detenida injustamente. Cuando me lee las pruebas no tiene ninguna en contra de mí. Lo único que tiene es que estuve en el hospital”.
Su presencia fue el nexo entre todas las muertes
Las autoridades médicas de Chester hicieron la denuncia judicial contra la enfermera Letby. Su "trabajo" había sido "casi perfecto". Desde la primera muerte hasta su acusación formal pasaron 5 años. En ese tiempo, murieron 7 niños y tuvo la chance de matar a otros 6, pero afortunadamente, se recuperaron.
La enfermera estaba siempre en los registro del hospital de Chester en cada uno de los desgraciados episodios. Ahora, con todo el caso a la luz de la justicia, se la considera como una de las asesinas infantiles más terribles de la historia en el Reino Unido.
La mayoría de los asesinatos los cometió mientras estaba de guardia en el servicio de neonatología. Son casi inexistentes los familiares que pasan toda la noche en la guardia y eso le daba impunidad para sus macabros crímenes.
Además, cuando registraron su casa encontraron una suerte de "reaseguro" para la investigación. Letby llevaba su propio registro de sus días de guardia y de trabajo en el hospital. Al cotejarlos, coincidían con los datos del hospital y las fechas en que los niños comenzaban a enfermarse o directamente, morían.
Pero también encontraron en su hogar una carta manuscrita, una suerte de autoconfesión de los crímenes que había cometido. "Soy malvada, yo hice esto", dice en un momento. También escribió con tinta más gruesa la palabra "HATE" (Odio, en Inglés) mientras relató algunas de las atrocidades que hizo con los niños.
La enfermera tenía una cara angelical, hacía rutinas de ejercicio diariamente. Era muy meticulosa (por eso llevaba ese registro en su casa) y estaba bien considerada por sus colegas y los médicos. La noticia los sorprendió a todos.
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"Soy el diablo, yo hice esto", escribió en una carta, la enfermera asesina. (foto: Gentileza Policía de Chester)
Condenada a pena perpetua
Tal vez sabiendo que sus argumentos - si los tenía - serían inútiles frente a las pruebas en su contra, la enfermera no asistió a ninguna de las audiencias del juicio.
Sí, debió estar presente el día de la lectura del veredicto. En ese momento, el juez Goss entregó a Letby (37 años) la sentencia: cadena perpetua sin posibilidad de liberación.
Mientras le daba la orden a la policía para que se la llevara arrestada le dijo: "Pasarás el resto de tu vida en prisión".