Mundial Qatar 2022

El Mundial desde mi casa: 8 días de separación

El fallido debut contra Arabia Saudita ya quedó atrás. El equipo de Scaloni hizo los cambios necesarios y pasó los dos partidos en los que no podía fallar. Los datos que alimentan la ilusión.
Diego Geddes
por Diego Geddes |
El Mundial desde mi casa: 8 días de separación

Hace ocho días, Argentina perdía el invicto pero no las convicciones. Lo demostró en los siguientes dos partidos, que eran eliminatorios: una derrota contra México o contra Polonia hubieran puesto al equipo de Scaloni en una posición humillante y poco habitual, la de quedar eliminado en la primera ronda. Quizás un escalón debajo de la recordada eliminación de la Selección 2002 de Marcelo Bielsa, con el atenuante de que aquella vez había rivales superiores: Nigeria, Inglaterra y Suecia.

Arabia Saudita, México y Polonia fueron los rivales flojos que esperábamos todos, pero aun así, el fútbol sigue validando esa frase inoxidable de Dante Panzeri: dinámica de lo impensado.

Pero eso es el pasado, y en este presente, decíamos que Argentina no perdió sus convicciones, aun cuando en ambos partidos se fue al primer tiempo 0-0. No cundió el pánico, aun luego de un penal errado (otro penal de VAR absurdo que le regalan a Argentina).

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 Alexis Mac Allister y el gol que gritó toda la Argentina (Foto: FIFA).

Alexis Mac Allister y el gol que gritó toda la Argentina (Foto: FIFA).

Después de un dominio abrumador en el primer tiempo, el equipo insistió y logró abrir el marcador con una combinación rápida: Di María, Molina y Mac Allister, todos de primera, la eficacia que logra la definición en velocidad, aun cuando no hubo precisión en el remate final. La pelota pasa entre dos jugadores polacos que parecieran asustarse, antes de un remate que salió mordido y mansito. Pero el tiempo estaba ganado para vencer al arquero Szczesny, antes de seguir convirtiéndolo en figura.

Un diagnóstico apurado: ese gol al minuto del segundo tiempo cambió todo. Pero en realidad es hablar con el resultado. Lo más lógico es decir que podría haber llegado a los 5, a los 10 o a los 20 (como contra México). No hubo más partido, Argentina hacía los pases que le dieran la gana, Polonia entendía que su mejor negocio era no recibir más goles (la única chance fue un cabezazo que pasó muy cerca, después del primer gol).

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¿Juega bien esta Selección? ¿Podremos contra Brasil, Inglaterra, Francia o España? No son problemas para el corto plazo. Por ahora, el sábado es contra Australia y el viernes 9 (hermosos seis días de descanso) podría ser contra Países Bajos o Estados Unidos.

Hay algunas señales positivas.

La número uno siempre es Messi. Hoy erró un penal pero no dejó de buscar su gol, con una obstinación admirable.

Scaloni entendió (o quizás siempre lo supo) que tienen que jugar los que están bien: Enzo Fernández y Mac Allister, quizás los dos mediocampistas con mejor rendimiento en el último semestre, parecen haberse afirmado en el once titular, junto con De Paul, Messi y Di María (salió por lesión).

El DT ya probó casi todos los jugadores y varios sistemas, incluso una línea de 5 defensores contra México.

La solidez del grupo también se ve en el recambio. Cinco cambios del primer partido al segundo, cuatro cambios del segundo al tercero, una alternancia que en otros casos podría dejar heridos, pero no parece el caso. Scaloni ya utilizó 21 de 26 jugadores, solo tres jugadores de campo no ingresaron (Foyth, Dybala y Angel Correa; los otros dos son los arqueros suplentes).

Un ejemplo es Paredes: jugó un tiempo en el debut, salió por bajo nivel y hoy volvió a entrar y fue importante. Lo mismo Molina, que salió después del día nefasto contra Arabia Saudita y hoy dio el pase gol a Mac Allister.

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Y por último.

Esa entelequia que repiten los jugadores en los procesos exitosos: el grupo, para reforzar una idea de mancomunión que permite superar las adversidades. No solo con juego (porque Argentina lo tuvo y superó con merecimientos a México el sábado y a Polonia hoy), sino con la certeza de que no debería apartarse de la senda que lo había llevado al éxito (al invicto que había perdido).

Pero el este equipo parece haber aprendido lo más importante: la convicción (o simplemente "creer", como dijo Messi después del fallido debut) es lo más importante.