2) La salud mental
Simone Biles estaba señalada para ser la gran figura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Y lo fue, aunque sin necesidad de ganar medallas. Días antes del inicio de su participación, destapó una olla con un tema del que se habla muy poco en el deporte profesional y lo puso en el centro de las escena: la salud mental.
“Desde que entro al área de competencia, estoy sola con mi cabeza, tratando con demonios”, describió la gimnasta de 24 años antes de bajarse de la competencia por equipos y del All Around individual, agobiada por el estrés y la presión.
Biles, ganadora de cuatro oros en Río 2016, llegaba como la principal estrella olímpica tras los retiros de Usain Bolt y Michael Phelps en la última cita. Con “el peso del mundo sobre sus hombros”, priorizó su salud y dijo basta.
“No tengo tanta confianza en mí como antes, no sé si es una cuestión de edad. Estoy un poco más nerviosa cuando practico mi deporte. Tengo la impresión de que ya no puedo disfrutar como antes”, reveló con valentía la joven estadounidense, quien además en el pasado sufrió abuso sexual junto a centenas de gimnastas por parte del médico Larry Nassar, que trabajaba para la Federación de gimnasia de Estados Unidos.
3) Paridad de género
Tokio 2020 logró una equivalencia histórica en cuestiones de género. En la última edición de los Juegos Olímpicos hubo un 49% de atletas mujeres.
Se trata de una reparación acorde a los tiempos que transcurren. En la antigüedad, los Juegos estaban reservados sólo para hombres y en París 1900, primera edición que admitió cupo femenino, hubo apenas 22 participantes. Y más dificultades mucho más cercanas en el tiempo, como la no inclusión del levantamiento de pesas femenino hasta Sidney 2000.
En la capital japonesa, el equipo olímpico estadounidense fue punta de lanza en materia de igualdad de género: 329 mujeres y 284 hombres.
Hubo además en Tokio una experiencia auspiciosa con siete deportes que sumaron categorías mixtas a sus cronogramas: atletismo, natación, judo, tenis de mesa, tiro con arco, tiro deportivo y triatlon.
4) La batalla contra el sexismo
En relación al punto anterior, el progreso de las mujeres no sólo fue cuantitativo. El “poder femenino” se evidenció a partir del alzamiento de las voces de las atletas en relación a la sexualización de sus cuerpos y la cosificación permanente.
Un ejemplo olímpico y otro por fuera, pero de parte de un deporte con proyección para estar en los Juegos.
El equipo alemán de gimnasia artística optó por vestir trajes que cubrieran sus brazos y piernas en lugar de las tradicionales mallas que dejan al descubierto sus extremidades. La decisión estuvo lejos de responder a motivos estéticos: fue con el objetivo de ir “contra la sexualización de la gimnasia”.
Por otro lado, la selección de handball playa de Noruega eligió no vestir el bikini tradicional (“ceñido y cortado en ángulo ascendente, no superando los 10 centímetros de longitud”) y optar por un short más largo, algo incluso prohibido por el reglamento.
El desplante le costó a las jugadoras europeas una multa de 150 euros a cada una, dinero que luego fue aportado por la cantante Pink, quien aseguró que la Federación Internacional de Handball “debería ser multada por sexismo”.
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5) Diversidad como nunca antes
En Tokio 2020 hubo 182 atletas identificados como integrantes de la comunidad LGBTQ, una cifra que triplicó la de Río 2016. En Japón, al menos 30 países presentaron a un/a atleta abiertamente gay, lesbiana, bisexual, transgénero o de género no binario.
En ese sentido, en el levantamiento de pesas se produjo un hecho histórico por la participación de la atleta neocelandesa trans Laurel Hubbard, que no pasó la clasificación en la categoría femenina de 87 kilos.
“Las normas cambiarán y evolucionarán a medida que se sepa más sobre deportistas transexuales y lo que eso significa para la participación en el deporte”, sostuvo la atleta de 43 años, que decidió retirarse tras su participación olímpica.
6) El podio más joven de la historia
La implementación del skateboarding en el olimpismo dio paso a un logro histórico en el deporte mundial, con campeones Sub 18 e incluso un podio femenino integrado por atletas que sumaban 42 años entre las tres.
La japonesa Momiji Nishiya (13), la brasileña Rayssa Leal (13) y la también nipona Funa Nakayama (16) ganaron oro, plata y bronce, respectivamente en la categoría street, en una imagen que marcó la historia del olimpismo.
7) Las herederas de Bolt
Sin Usain Bolt en la máxima cita, la máxima figura del atletismo olímpico fue la jamaiquina Elaine Thompson, ganadora del oro en 100 y 200 metros con una marca excepcional de 10s61 en el hectómetro. Pero la compatriota del más grande no estuvo sola porque otras velocistas también brillaron en la pista.
La también jamaiquina Shelly-Ann Fraser Pryce, que llegaba como máxima favorita, quedó segunda en los 100 y contribuyó para un oro inobjetable en la 4x100. Su mérito es mayor porque en 2017 fue madre y volvió para coronarse campeona mundial en 2019. Además, Shericka Jackson se colgó el bronce en los 100 para completar el 1-2-3 de Jamaica en la prueba.
Otro nombre que quedará para la historia es el de la estadounidense Allyson Felix, que también es madre, y ganó el bronce en los 400 llanos de Tokio para totalizar diez medallas olímpicas en cinco Juegos e igualar la cantidad de Carl Lewis.
8) Acuerdo dorado
La definición de la prueba de salto en alto masculina alcanzó la popularidad de la definición de los 100 metros por el inesperado y emotivo desenlace que encantó a todos. El qatarí Mutaz Essa Barshim, favorito a ganar la competencia, y el italiano Gianmarco Tamberi, habían igualado en el primer puesto y se disponían a desempatar.
Pero entonces ocurrió algo que sorprendió a los propios atletas y dio paso a uno de los momentos más comentados de los Juegos. El juez de la prueba les preguntó si deseaban desempatar o dejar el resultado como estaba. Aún incrédulos, ambos se miraron y el qatarí preguntó: “Si no seguimos, ¿ganamos oro ambos?”. Y ante la afirmación del juez, estrecharon las manos, se abrazaron luego y corrieron para celebrar su merecida dorada.
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9) El verano más caluroso
De acuerdo a los especialistas, los de Tokio 2020 fueron los Juegos más calurosos de la historia de la competencia.
Makoto Yokohari, profesor de medio ambiente y planificación urbana de la Universidad de Tokio y asesor de Tokio 2020, no tiene dudas al respecto: "Si se tiene en cuenta no solo la temperatura, sino también la humedad (de hasta el 84% durante los Juegos), yo diría que el verano de Tokio es el peor de la historia de los Juegos Olímpicos".
Durante los Juegos, las temperaturas alcanzaron con frecuencia los 32,2°C o más, pero con la humedad, la sensación puede ser de hasta 37,7°C. En 2018 se registraron más de 1000 muertes por la ola de calor en Japón. Este año, del 19 al 25 de julio, más de 8000 personas han sido hospitalizadas por posibles golpes de calor.
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10) El costo final
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020 anunció en diciembre de este año que el costo del evento fue de 13.600 millones de dólares, casi el doble de lo previsto en 2013 cuando la capital japonesa fue elegida como sede.
La nueva cifra incluye los costos asociados al aplazamiento de los Juegos del 2020 por la pandemia del coronavirus, así como una reducción de los gastos derivados de las medidas de simplificación en diversas áreas del evento.
En 2013, cuando Tokio ganó el derecho a ser sede el costo de los Juegos se presupuestó en 7000 millones de dólares, poco más de la mitad del monto final. El hecho de que el evento no contó con público privó a los organizadores 800 millones, ya que no hubo venta de entradas.
Fuentes: CNN, Cronista, Olympics.