Con gran determinación, Trinidad relató cómo le abrió los ojos al joven, quien se encontraba inconsciente y sin respirar. Después de varios minutos de realizar las maniobras de RCP, pudo sentirle el pulso y decidió dejar de hacerlo. En ese momento, solicitó ayuda y pidió hielo para refrescar al joven, quien finalmente recuperó el conocimiento. Sin embargo, la tragedia no había terminado, ya que durante el proceso de reanimación, una chica se acercó fingiendo ser amiga de la víctima y le robó el celular. Fue recién cuando el joven despertó que se descubrió el engaño y el robo.
Tras la intervención de Trinidad y con la colaboración de algunos amigos y un desconocido solidario, la víctima fue trasladada al hospital para recibir atención médica. Aunque aún débil y mareado, no pudo expresar palabras de agradecimiento en ese momento.
Trinidad, visiblemente emocionada, compartió sus sentimientos al recordar lo ocurrido. El impacto de la situación la llevó a las lágrimas, y la magnitud de lo que había logrado se hizo evidente. "Caí en la cuenta cuando me volvía a mi casa. Mis amigos me decían 'dejá de llorar'. Sucedió todo muy rápido", confesó Trinidad.
Este acto de valentía y solidaridad nos recuerda la importancia de estar preparados para situaciones de emergencia y cómo una intervención oportuna puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La historia de Trinidad Toledo se suma a los ejemplos de personas que, ante la adversidad, demuestran una fortaleza admirable y dejan una huella imborrable en la comunidad.