JUSTICIA

Tenía 4 años, estaba en un cumpleaños y murió por una bala: la condena con sabor a nada para su asesino

En febrero de 2023, Nayla Torrilla, una nena de apenas 4 años, fue asesinada de un disparo mientras se encontraba en el patio de una casa del barrio 1-11-14, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.

Tenía 4 años, estaba en un cumpleaños y murió por una bala: la condena con sabor a nada para su asesino

Lo que debía ser una celebración de cumpleaños terminó en una tragedia que marcó para siempre a una comunidad. En febrero de 2023, Nayla Torrilla, una nena de apenas 4 años, fue asesinada de un disparo mientras se encontraba en el patio de una casa del barrio 1-11-14, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires. A dos años de aquel fatídico episodio, el autor del disparo, Nahuel Federico Moyano, fue condenado a 17 años de prisión por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 17.

El horror en medio de la celebración

La noche del 7 de febrero de 2023, en una vivienda ubicada sobre la calle 10, se desarrollaba un cumpleaños infantil. Las risas de los niños y la música fueron interrumpidas por una ráfaga de disparos que provenían del exterior. Nayla, que jugaba inocentemente, recibió un balazo en el pecho. Pese a los esfuerzos desesperados por trasladarla al Hospital Piñero, la pequeña falleció poco después.

El motivo de aquella violenta balacera fue una disputa entre bandas narco, que desataron un tiroteo sin medir las consecuencias. Moyano, junto a otros tres individuos, disparó de manera indiscriminada, buscando a dos hombres con quienes mantenían un conflicto. La bala que impactó a Nayla no estaba dirigida a ella, pero terminó con su vida. Además, otros dos hombres resultaron heridos esa noche.

Una condena que llega tras dos años de dolor

El veredicto del tribunal, leído recientemente, declaró a Nahuel Federico Moyano culpable por homicidio agravado por el uso de armas de fuego, así como por tentativa de homicidio en tres oportunidades. Además, fue considerado responsable del asesinato de Cristian Ezequiel Escobedo, ocurrido en enero de 2021, también en el barrio 1-11-14.

Los jueces entendieron que, aunque no se pudo probar que la bala que mató a Nayla provenía directamente del arma que portaba Moyano, su accionar configuró lo que el derecho penal denomina “dolo eventual”: es decir, disparar sabiendo que el resultado podría ser fatal, pero eligiendo continuar con la acción de todas formas. La querella lo expresó con crudeza: “Dispararon a lo loco, sabiendo que había nenes, familias, gente ajena al conflicto. Eligieron seguir tirando igual”.

La captura de Moyano y los testimonios que lo señalaron

Un mes después del asesinato de Nayla, Moyano fue detenido en Virrey del Pino, donde se ocultaba tras haber estado prófugo durante dos años. Durante el juicio, un testigo clave brindó un relato escalofriante de los hechos, revelando que al principio no contó toda la verdad por temor a represalias de personas cercanas a Moyano y su entorno. Este testimonio fue fundamental para reconstruir la cronología de la noche del crimen y apuntalar la acusación.

El tribunal también tuvo en cuenta los elementos probatorios, los peritajes balísticos y las lesiones sufridas por los otros heridos. Los hechos de violencia narco en el barrio 1-11-14, conocido por ser escenario de disputas territoriales y ajustes de cuentas, enmarcaron el contexto de este crimen, que dejó una cicatriz profunda en la comunidad.

Un barrio marcado por la violencia

El barrio 1-11-14 lleva años siendo escenario de conflictos entre bandas dedicadas al narcotráfico. Las balaceras no son ajenas a sus calles, y las víctimas colaterales suelen ser vecinos inocentes, como lo fue Nayla Torrilla. El asesinato de la pequeña encendió las alarmas y motivó numerosos pedidos de mayor presencia policial y medidas concretas para frenar la violencia armada en la zona.

Cristian Ezequiel Escobedo, asesinado en enero de 2021, fue otra de las víctimas de estos enfrentamientos. Su muerte permaneció impune hasta que la investigación del caso de Nayla permitió reunir pruebas que también implicaron a Moyano en ese crimen.

El dolor de una familia y un barrio que no olvida

Para la familia de Nayla, la condena de Moyano significa un paso hacia la justicia, aunque nada podrá devolverles a su hija. “Ella era una nena feliz, le encantaba jugar, reírse, no tenía maldad”, expresó su madre durante una de las audiencias. “Lo único que queremos es que esto no le pase a ningún otro chico, que no haya más Naylas en el barrio”.

Los vecinos también manifestaron su indignación y temor ante la escalada de violencia. “No podemos vivir con miedo cada día, sabiendo que cualquier discusión entre bandas puede terminar con una bala perdida que se lleva una vida”, comentó uno de los residentes de la zona.

¿Un cambio real o solo una condena más?

Si bien la sentencia de 17 años contra Moyano es vista como un triunfo por parte de la fiscalía y los familiares de las víctimas, muchos se preguntan si será suficiente para disuadir futuros enfrentamientos. La problemática de fondo sigue siendo la presencia del narcotráfico y el uso indiscriminado de armas de fuego en barrios vulnerables, donde el Estado muchas veces llega tarde o no llega.

El caso de Nayla Torrilla trascendió las fronteras del barrio 1-11-14 y se convirtió en un emblema de la violencia urbana que afecta a miles de argentinos. A dos años del crimen, su nombre sigue siendo recordado como símbolo del dolor y la injusticia, pero también como un llamado urgente a frenar el espiral de violencia que se cobra vidas inocentes.