Esta cláusula exige que los DNU sólo se emitan ante circunstancias "excepcionales" y que se presenten ante la Comisión Bicameral Permanente del Congreso en un plazo de diez días para su revisión.
“Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, (el Presidente de la Nación) podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia", dice la Constitución.
Y agrega: “El Jefe de Gabinete de Ministros personalmente y dentro de los 10 días someterá la medida a consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición deberá respetar la proporción de las representaciones políticas de cada Cámara”.
"Una ley especial sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los alcances de la intervención del Congreso", pide la Constitución.
Sin embargo, la reglamentación de ese artículo no fue exactamente lo que esperaban los convencionales constituyentes, y el uso indiscriminado de los decretos terminó generando una supremacía del poder del Ejecutivo sobre el Legislativo.
La Ley de 2006: de la mano de Cristina
El trámite para reglamentar los DNU tardó 12 años. En julio de 2006 se aprobó una ley impulsada por Cristina Fernández de Kirchner que era Primera Dama, senadora y presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado.
En 2006, el debate fue insólito.
Había dos proyectos en pugna. Uno lo había escrito Cristina Fernández de Kirchner y era la encargada de defenderlo por el oficialismo.
El otro lo había presentado Ernesto Sanz, jefe de bloque radical. Pero la autora original de ese proyecto era ¡Cristina Kirchner! En 2000, de cuando era diputada.
¿Cuál era el debate en ese entonces?
La Cristina de 2000 decía que para que un decreto se derogara alcanzaba con que lo rechazara una Cámara del Congreso. Y además se planteaba que si el Congreso no lo trataba, el decreto se caía.
La Cristina de 2006 (primera dama) decía que para que el Congreso rechazara un decreto debía ser votado en contra por las dos cámaras. Y no establecía consecuencias jurídicas si el decreto no se trataba. Es decir, que ante la duda seguía vigente.
Ganó la postura de Cristina "Primera dama". En ese debate, Ernesto Sanz, le advirtió: "Estas herramientas que son para siempre no se pueden analizar jurídica y políticamente bajo el prisma del presente, porque el prisma del presente está teñido de subjetividad, para ustedes que gobiernan y para nosotros que no gobernamos. Porque ustedes tienen la tendencia a sobrevalorar el presente".
Hoy, casi 20 años después, la herramienta se le volvió en contra el kirchnerismo que ve como se usan los DNU para derogar todas las leyes que ellos mismos habían generado. Los vientos políticos cambian.
¿Qué dice el proyecto que se discute este martes?
La oposición firmó un dictamen que busca fortalecer el rol del Congreso en la aprobación de los DNU. Las modificaciones propuestas incluyen:
- Que el DNU pierda validez si no es aprobado por el Congreso en un plazo de 90 días.
- Que si una de las dos cámaras del Congreso lo rechaza, el decreto sea automáticamente anulado.
- Limitar la temática de los DNU, evitando que se utilicen para legislar sobre múltiples áreas al mismo tiempo, como ocurrió con el "MegaDNU" de la administración de Javier Milei.
Estas propuestas buscan acotar el uso de DNU a situaciones donde realmente existan "necesidad y urgencia", tal como estipula la Constitución. Y sí o sí el Gobierno tendrá que pasar por el Congreso si quiere llevar adelante su programa.
El rol del PRO
En este debate será clave la postura que tome el PRO de Mauricio Macri. Aunque ya avisó que no va a dar quórum, hay dudas sobre lo que puedan hacer sus diputados una vez en el recinto.
El PRO siempre fue crítico de la actual legislación, pero advierten que se debe permitir que el Gobierno tenga esta herramienta de la que gozaron todos los gobiernos, al menos en una primera etapa.
"Vamos a mantener la misma postura en el Congreso que venimos sosteniendo a lo largo del último año: no vamos a poner en riesgo la gobernabilidad y vamos a defender la institucionalidad. Por eso mañana NO daremos quórum y, en el caso que se logre, NO vamos a votar con el kirchnerismo", sostuvieron.
¿Por qué es importante?
En el Gobierno dicen que coinciden con el fondo del proyecto. Pero que no les parece que sea el año para sancionarlo. Están de acuerdo con el fondo pero no con los tiempos.
Los críticos dicen que este proyecto tal como está atenta contra la gobernabilidad. Sin embargo, podría ser un avance importante hacia una democracia más fuerte, en la que el Congreso recuperaría su rol fundamental en la creación y regulación de leyes.
Así, los DNU dejarían de ser una herramienta de gestión común para volver a su propósito original: ser utilizados únicamente en situaciones excepcionales, de emergencia o urgencia genuina, hasta tanto el Congreso pueda reunirse.
¿Se logrará?