Pero la tensión es real. El dilema sigue siendo el mismo: para ganar elecciones hay que contener el dólar, pero para sostener este modelo hay que ganar elecciones.
Y la otra incógnita es si esos movimientos en el dólar que se vieron en julio, se van a trasladar a precios.
2. La actividad no arranca
Supongamos que consiguen domar el dólar sin que se dispare la inflación.
¿Alcanza? No. Porque la economía real no repunta. Los salarios registrados subieron apenas un 7,6% en el primer cuatrimestre, por debajo de la inflación. Y vienen desacelerándose.
Las vacaciones de invierno cerraron con 10% menos de turistas internos, según CAME. Es cierto que se vendieron muchos pasajes al exterior. Pero incluso los que se quedaron acá, gastaron 11% menos que el año pasado.
El consumo masivo sigue en caída: -0,8% interanual, -1,3% mensual según la consultora Scentia.
El único brote verde es la venta de autos, que venía de un subsuelo.
Hasta la recaudación del IVA perdió dos puntos por debajo de la inflación. Es el gran indicador de que cae el consumo.
El paraíso liberal que Milei prometía el año pasado y el crecimiento "como pedo de buzo" parece cada vez más un espejismo.
3. La política se recalienta
Mientras la economía se enfría, la política hierve. Esta semana cierran las alianzas; el 17 de agosto, las listas.
Y el mapa está lejos de ordenarse. ¿Habrá acuerdo entre La Libertad Avanza y el PRO? ¿Dónde? ¿Con qué términos? En CABA el panorama es clave, y todo indica que la tensión manda. Más que una estrategia electoral, parece una interna por la caja y el protagonismo. En el PRO muchos creen que Karina Milei no quiere compartir ni el aire.
Pero acá hay un problema más serio. Porque incluso si LLA arrasa en octubre, el Congreso no va a cambiar demasiado.
¿Tendrán más fuerza desde el Gobierno en el Congreso? Sí.
¿Va a tener un tercio propio para sostener vetos? Sí
¿Va a poder bloquear leyes incómodas y sostener DNU? Probablemente.
Pero para reformas estructurales, van a seguir necesitando acuerdos.
Y si los mercados huelen que no hay margen, puede repetirse el efecto Macri 2017: euforia, soberbia, y caída libre.
4. Congreso, escándalos y ruido
Lo que pase con las alianzas impacta directo en el Congreso.
¿Van a insistir con las leyes vetadas por Milei?
¿Se van a aprobar nuevas leyes críticas este miércoles?
El oficialismo necesita bloquear todo. El ruido político se retroalimenta. El éxito o fracaso de lo que pueda pasar ahí depende en buena medida de lo que pase con el cierre de listas. Los aliados de hoy, ¿serán los enemigos de mañana?
5. Corrientes y punto de quiebre
Para cerrar el mes, una prueba caliente: el 31 hay elecciones en Corrientes. El gobernador que fue aliado va por fuera y todo indica que va a ganar. La pregunta es por cuánto y con qué consecuencias. El fin de semana, Villarruel se mostró en la zona: dos aliados, juntos, marcando presencia en contra de Milei.
Ese escenario cristaliza una fractura que ya es inocultable: Milei no sólo se distancia de sus socios, también tensiona adentro de su espacio. Y en política, cuando los aliados empiezan a soltarte la mano, el calendario electoral se convierte en una trampa.
El Gobierno apuesta todo a la estabilidad hasta octubre. Ganar, generar confianza, atraer inversiones. Pero agosto amenaza con ser un pantano. Y si algo queda claro es que no todo marcha de acuerdo al plan.