Enojo

La época "sin fisuras" del ¿nuevo? peronismo (hasta que empiecen a gobernar)

Nicolás Poggi
por Nicolás Poggi |
La época sin fisuras del ¿nuevo? peronismo (hasta que empiecen a gobernar)

Como identidad política y partido "de poder", el peronismo tiene etapas: monolítico, monocorde y verticalista en el gobierno; atomizado y caótico en el llano. Como una fuerza natural que precisa de los fierros (el Estado) y los votos; nada como este misterio argentino para justificar las vueltas y revueltas de sus exponentes en la lucha permanente por recuperar el poder.

Desde la sorpresiva derrota de 2015, el peronismo y sus distintas manifestaciones atravesaron un período de fragmentación marcado por un dilema: la cercanía (o lejanía) con Mauricio Macri. Hubo muchos que volaron muy cerca del sol de Cambiemos (el caso de Juan Manzur) y otros que se mantuvieron en el frío del destierro. Pero, hoy, la posibilidad de la victoria los hizo volver a cerrar filas.

El acto del jueves en La Pampa sirvió para ponerle un sello a la "nueva" unidad. Lo dijo el propio gobernador Carlos Verna, que supo enfrentar al kirchnerismo (y a Cristina) en PASO anteriores, y ahora convive (coexiste) con La Cámpora. Cuando se trata de ganar, las diferencias se aplacan y quedan para otro momento. El ejemplo más reciente: Adolfo Rodríguez Saá, que de apoyar a Macri para las PASO de agosto ahora anunció su respaldo a Alberto Fernández.

Hubo en la cumbre pampeana otro exponente de estos virajes: Carlos "Camau" Espínola, el senador por Corrientes y ex candidato a gobernador del peronismo que, apenas en junio pasado, se sacó una foto con Miguel Pichetto y Rogelio Frigerio para anticipar su incorporación al "ala política" de Cambiemos. Pero aquí no ha pasado nada y "Camau" estuvo en la platea VIP de los invitados junto a sindicalistas, intendentes y referentes del partido.

"La unidad no es solamente electoral. Entedimos que cuando vamos separados y se platean situaciones personales por encima de un proyecto colectivo, la que la termina pasando mal es la gente, porque la política siempre se termina acomodando", dijeron a A24.com desde el Instituto Patria.

Cerca de Cristina destacan de hecho que ella haya utilizado en su discurso de La Pampa el término "generosidad". "Todos fueron generosos para lograr esto, de Verna a Sergio Massa", enumeran en el Frente de Todos.

Miradas

El sindicalismo, esa otra caja de resonancia de los movimientos de la estructura, también acusó recibo de la nueva etapa y no sólo se puso en marcha para reunificar la CGT (que estaba partida en tres o más pedazos) sino que hasta recibió la invitación formal de la CTA de Hugo Yasky para cohesionar a todo el movimiento obrero. Aunque Pichetto no le vea mucho futuro a esa decisión.

Después de 4 años de extravíos, el peronismo ingresa a una etapa "sin fisuras", en un ciclo que se mantendrá saludable hasta que gane la elección (si se ratifican los resultados de las PASO) y durante los 100 días de "luna de miel" (si los hay) del nuevo gobierno. Una vez que los "fierros" y los votos vuelvan a estar en las mismas manos, comenzarán las discusiones pragmáticas sobre el manejo (y reparto) del poder.

Por eso, por más que hoy haya diferencias debajo de la cubierta del Frente de Todos, los matices quedarán pospuestos hasta que llegue el momento de gobernar.

Hay sin embargo un desacuerdo que podría quedar al descubierto más temprano que tarde: qué hacer con los capitales fugados de la deuda. Cristina ya anticipó varias veces (y lo hizo de nuevo en La Pampa) que hay que investigar el destino de esos fondos porque es lo "justo". No se lo notó del todo cómodo a Alberto con esta proposición (la gestualidad escapa a las definiciones).

Se supone que, en caso de ser electo, el nuevo presidente buscará reestructurar el acuerdo con el FMI para ir desendeudando progresivamente al país, como ya hizo con Néstor Kirchner en los primeros 2000, sin detenerse demasiado en el circuito o destino de la fuga. ¿Podría haber una diferencia sustancial ahí? Es demasiado pronto para saberlo. Pero algo está claro puertas adentro: el que gana conduce.