-Rumores, por ahora. ¿Pero viste qué rápido lee la Justicia lo que pasa en la política? -contesta.
El funcionario de origen territorial se refiere a la ola de allanamientos a representantes y comedores de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en Buenos Aires y el interior del país. Dichos procedimientos corresponden a causas federales por “malversación de fondos, asociación ilícita y extorsión” promovidas por el macrismo en el poder hasta 2019. Aun así, el pésimo clima imperante dentro del Frente de Todos empujó a Luis D’Elía a ser, una vez más, el más explícito en sus denuncias:
-Tremenda persecución. Esto sucede después de la demonización lanzada por CFK contra todos los movimientos sociales.
Se refiere D’Elía a las ruidosas críticas de la vicepresidenta a la “tercerización” de los programas de asistencia en manos de organizaciones hoy paraestatales que, además, funcionan o prometen funcionar como partidos políticos. La polémica incluyó ironizaciones personales cruzadas entre la propia Cristina y el jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico.
CFK, Pérsico y los 70
El ex montonero llegó a catalogarla de “gorila” y “pequeño-burguesa”, y ella, para variar, dobló la apuesta colocando al barbado secretario de la Economía Popular en un atraso de medio siglo:
-La última vez que me dijeron pequebú o pequeño-burguesa fue en 1970. Ya entonces contestaba que yo no soy ninguna pequeño-burguesa: yo soy una gran burguesa. Basta, chicos.
Este tira y afloje con pasos de comedia y trasfondo trágico define como pocas escenas la disputa de poder que pone al rojo vivo a la coalición gobernante. Más allá de las buenas o malas intenciones, tiene tres patas:
- Una es por la “caja”. El kirchnerismo puro y duro quiere recentralizar en Estado el manejo de los subsidios a pobres y desempleados, y trasvasar su administración a los intendentes.
- Otra es por el territorio. Los movimientos sociales se asientan en los barrios más pobres, por fuera de todo el sistema político tradicional y, muchas veces, en cortocircuito con las estructuras municipales.
- La tercera se va volviendo cada día más urgente desde el punto de vista político: las complicadísimas elecciones del año que viene serían derrota segura sin plata ni territorio asegurados.
Tal disputa pasó a ser el principal foco de presión interna sobre la flamante ministra de Hacienda, Silvina Batakis. Todavía no se había sentado en el sillón que dejó el huidizo Martín Guzmán, cuando el sector más combativo de los diputados K presentaba el proyecto del Salario Básico Universal, avalado por la propia CFK.
Se trata de un nuevo programa que debería alcanzar a unos 7 millones de personas, con una erogación mensual que rondaría los 100.000 millones de pesos mensuales. La propuesta ve la luz mientras Batakis se declara “partidaria del equilibrio fiscal” y retoma las conversaciones con el FMI.
Grabois contra Batakis
En la última emisión de “Para que sepas” -el programa diario que conducimos con Marcela Pagano por A24-, Juan Grabois alzó la guardia frente a las primeras insinuaciones de la ministra en construcción:
-Estoy escuchando cosas que no me gustan nada -dijo el dirigente social que mejor se lleva con Cristina Kirchner y su hijo Máximo.
Amplió de inmediato:
-Si empezamos con señales para el Fondo vamos mal. El Fondo puede esperar. Acá no gobierna Kristalina Georgieva… -lanzó el titular de la CTEP, quien considera “una amiga” a la ministra (menos mal).
¿De quién es Batakis? ¿Del Presidente? ¿De la Vice? ¿De su ex jefe bonaerense, Daniel Scioli?
Tal vez sea muy pronto para que esas preguntas tengan respuestas o, al menos, compongan un sentido. Por otra parte, parecería claro que, a falta de dólares, si algo no está en condiciones de derrochar la Argentina es tiempo.
¿Cuál será el Plan Batakis, si hubiera uno? ¿Lo definirá el FMI, la necesidad de desarrollo o la urgencia de las urnas?
Lejos de contestarnos eso, quedamos a la espera del nuevo discurso de Cristina, este viernes en El Calafate. Y del congreso nacional del Movimiento Evita, el sábado en el estadio Malvinas Argentinas. Y de las manifestaciones cruzadas que, durante el mismo Día de la Independencia, protagonizarán en el centro porteño la izquierda por un lado y el macrismo autoconvocado vía redes, por el otro. Serán imágenes superpuestas de la crisis.