Asimismo, al referirse a su salida de la presidencia, Morales aseguró que "fue un error garrafal" no contar con "un plan B" que le permitiera evitar su salida de la presidencia.
"Estas declaraciones del expresidente son un claro llamamiento a la violencia contra el pueblo boliviano y su gobierno, y constituyen graves delitos de sedición, alzamiento armado contra la seguridad y soberanía del Estado, conspiración e incluso configuran terrorismo", asegura el escrito emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia.
En ese sentido, desde la Cancillería boliviana apuntaron contra la administración del Frente de Todos al aseverar que el ex Jefe de Estado "ha solicitado refugio en Argentina", tierra en la que se encuentra desde hace algo más de un mes, y que por ese motivo "no puede emitir declaraciones políticas de esa naturaleza, pues son una clara amenaza al orden público, tanto para Bolivia como para Argentina".
"Argentina no debe permitir que Morales realice llamados a la violencia, odio, discriminación o subversión, que claramente sobrepasan el ejercicio del derecho a la libertad de expresión y otros derechos políticos garantizados", sentenciaron desde la gestión que encabeza Jeanine Áñez, ya que, según señalaron "esto sería contrario a las normas del derecho internacional y principios de las Naciones Unidas"