historias

La semana en que el peronismo volvió al poder (y la UCR a la oposición)

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
La semana en que el peronismo volvió al poder (y la UCR a la oposición)

El peronismo hizo esta semana una muestra explícita de cómo concibe el poder (para bien y para mal), sin matices, con voracidad, con la pasión de a quien le gusta manejar el barco. Alberto Fernández había prometido un gobierno de diálogo, de consensos, de acuerdos. Pero su primer proyecto de ley no arrancó muy componedor. El proyecto plantea 11 delegaciones de facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo:

  • 1. Gestionar la renegociación de la deuda
  • 2. Revisión de tarifas energéticas
  • 3. Intervenir los organismos de control de los servicios públicos
  • 4. Aumento de tasa para bienes personales en el extranjero
  • 5. Incorporar nuevas operaciones al impuesto al dólar
  • 6. Fijar o modificar nuevas retenciones
  • 7. Bajar retenciones a productos de economías regionales
  • 8. Fijar aumentos jubilatorios
  • 9. Decretar aumentos salariales para el sector privado
  • 10. Emitir deuda
  • 11. Prorroga de emergencias anteriores

El peronismo en el poder también decidió congelar las jubilaciones. No se puso colorado por haber prometido lo contrario en campaña.

Por mucho menos, a Macri le incendiaron la plaza de los Dos Congresos, pero con la fuerza del número y la elipsis discursiva lograron que nadie hable del ajuste… el ajuste es el otro. “Esta ley quiere beneficiar a 23 millones de personas”, dijo el jefe de bloque de senadores del Frente de Todos, José Mayans. No queda en claro a cuántos perjudica, ni tampoco por qué la ley se llama de “solidaridad social”: salvo el congelamiento de tarifas y la refinanciación a las Pymes, el resto está orientado a cerrar el déficit.

El combo de poderes se completa con la prórroga de Presupuesto 2019. Ese presupuesto contemplaba un dólar a 40, una inflación de 34% y déficit cero. Un presupuesto que ya era inexistente cuando se sancionó y que ahora, después de las cosas que pasaron, es ciencia ficción. Toda la guita que ingresa por encima de los ingresos previstos para 2019 (que es mucha con una inflación del 50%) la puede usar el Ejecutivo a discreción. Prorrogar el presupuesto anterior le da al gobierno peronista posibilidad para hacer lo que quiera.

Cuando la oposición dice algo, le mencionan que Macri intentó (sin éxito) nombrar jueces de la Corte por decreto. Pero el peronismo, como James Bond, tiene licencia para matar. Ejercer el poder no es “para almas buenas y caritativas”, solía decir Pichetto cuando era opositor a Macri.

Pero no importa cuánto critiquen a un gobierno; lo importante es si ese gobierno tiene los números para sostener sus decisiones. El Frente de Todos lo tiene, y Alberto y Cristina hicieron mucho mérito para eso, gracias a una enorme flexibilidad.

Lograron la unidad casi completa del peronismo, que no se veía desde 1999. Cerraron a Menem, Rodríguez Saá y ahora a Duhalde. Solo falta Juan Schiaretti y el peronismo cordobés, que –aunque se mantiene independiente- votó toda la ley de emergencia. La peronista que no votó fue Graciela Camaño que negoció hasta el final pero no le dio los votos; sí el quórum.

También el exgobernador de Santa Fe Carlos Reutemann volvió al rebaño: votó la ley de emergencia, con excepción de pocos artículos. Nadie lo acusó de “borocotearse” a pesar de que consiguió su banca con el sello del PRO. Hay varios senadores filoperonistas en la misma situación y que podrían dar novedades los próximos días.

Se garantizaron además –mérito de Sergio Massa- el voto de “Los Ramones” como se le dijo al bloque de los 9 aliados que preside el excéntrico José Luis Ramón. “Ramón desde ahora es Massa”, dice un conocedor del peronismo parlamentario.

 Embed      
Bullrich y Lousteau, en la sesión del Senado.
Bullrich y Lousteau, en la sesión del Senado.

Mientras tanto, el radicalismo disfruta y sufre de volver a ser oposición. Esto se vio en dos momentos.

En Diputados, cuando algunos de Juntos por el Cambio amenazaban con dejar sin quórum al gobierno y evitar que asuman nuevos diputados, los gobernadores salieron a plantear que esa era una postura antidemocrática. Necesitan la caja de Alberto para poder sostener la gobernabilidad en sus provincias.

Un diputado por Jujuy (que gobierna el radical Gerardo Morales) se ausentó de la votación, dándole una mano al oficialismo. La senadora por Jujuy tuvo un problema de salud y no estuvo en la sesión del Senado. No votar en contra, a veces es votar a favor.

Muchos radicales se quejaron del intenso lobby de Gerardo Morales para que colaboren con la ley. “Parece el ministro del interior de Alberto”, se reían en el bloque de senadores.

Las tensiones en el Senado fueron más evidentes. Juntos para el Cambio tenía la llave para generarle su primera derrota a Cristina en su casa. Para apurar el trámite de la ley, necesitaban habilitar el tratamiento con los votos de los 2/3 de los presentes, número para el que necesitaban a la oposición

Juntos por el Cambio se había comprometido a darlo, no vaya a ser que haya que trabajar en las fiestas. Pero a último momento pasaron cosas y hubo algunas rebeliones. En parte no gustaron las desprolijidades de “descongelar” las jubilaciones de privilegio; tampoco cayó bien que el proyecto llegara a la tarde del martes y les pidieran debatirlo una hora después. Por eso, se tensó la situación y parecía que la sesión se caía.

No era solamente cuestión de principios. El radicalismo en el Senado estaba negociando cargos en plantas transitoria y permanente que Cristina les estaba negando. “Hay muchos que disfrutan más de ser oposición de que intentar una lucha seria por recuperar el poder”, concluyen algunos de los que algún día quieren volver.

Cristina, como el peronismo, también volvió esta semana al poder; el poder casi simbólico de manejar la sesión del Senado. Lo hizo con su estilo: retó al senador Mayans por decirle "presidente", le sacó la palabra al radicalismo cuando pedía explicaciones por un artículo de la ley y criticó duramente a Clarín a través de un comunicado oficial por una noticia que no le gustó: “Actuando de mala fe, el diario Clarín, titula de manera tergiversada con el objetivo de engañar a los lectores y seguir difamando a la vicepresidenta”, dice el texto publicado en el sitio del Senado; además hizo que un senador lo leyera en medio de la sesión.

Todos volvieron a sus puestos "naturales"... el peronismo al poder, la UCR a la oposición. ¿Volvieron para ser mejores?