El sindicato exigió que el Poder Ejecutivo deje sin efecto el decreto cuestionado, al que acusan de tener “deficiencias técnicas graves” y de poner en riesgo la integridad de tripulaciones y pasajeros. También responsabilizaron al Gobierno por las consecuencias que pueda tener la aplicación de la norma en la operación aérea ya que “representa un serio riesgo para la seguridad aérea y hacemos responsables a las autoridades de las consecuencias de su aplicación”.
Qué cambió con los decretos del Gobierno
La protesta de los pilotos se enmarca en una reforma más amplia impulsada por el Gobierno nacional. El pasado 19 de mayo, la administración de Javier Milei oficializó a través del DNU 338/2025 una serie de modificaciones al Código Aeronáutico (Ley N° 17.285), con el argumento de modernizar una normativa que llevaba más de cinco décadas sin cambios. El objetivo declarado es simplificar procesos, reducir la burocracia y fomentar la competencia mediante el ingreso de nuevas aerolíneas, operadores de rampa y servicios aeroportuarios.
En paralelo, el DNU 378/2025, redactado por el Ministerio de Desregulación y Transformación, que encabeza Federico Sturzenegger, introdujo cambios concretos en las condiciones laborales de los pilotos, con referencias explícitas a los estándares de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos.
Entre los puntos más resistidos por APLA figuran:
-
Traslado y espera no remunerados: El tiempo que el personal dedica a llegar al aeropuerto o a esperar para comenzar su tarea ya no será contabilizado como jornada laboral.
Menos descanso semanal: Se reduce el descanso mínimo a 30 horas consecutivas, por debajo de las 36 horas previas que regían para las tripulaciones.
Más horas de vuelo al año: El tope anual se eleva de 800 a 1.000 horas, mientras que el límite diario baja de 10 a 8 horas.
Vacaciones más cortas: Se fija un esquema uniforme de 15 días corridos de vacaciones anuales, eliminando regímenes anteriores que combinaban días legales con descansos operativos.
Desde el Gobierno sostienen que estas reformas eliminan “intereses gremiales” que distorsionaban el funcionamiento del sistema y se alinean con criterios técnicos internacionales. En cambio, desde APLA denuncian que los cambios deterioran las condiciones de descanso y aumentan los riesgos de fatiga, lo que motivó la convocatoria al paro nacional del próximo sábado.