Se debe al desorden en la economía, que desalienta la creación y el sostenimiento de empresas competitivas. El comercio internacional está cambiando y exige nuevas estrategias, mayor valor agregado, innovación tecnológica y redes de valor múltiples.
Las principales barreras que enfrentan las empresas exportadoras argentinas son:
- La falta de financiamiento, especialmente para las pymes, que tienen dificultades para acceder al crédito y a las garantías necesarias para exportar.
- La elevada presión tributaria, que reduce la rentabilidad y la competitividad de las exportaciones, y que no se compensa con incentivos fiscales adecuados.
- La inestabilidad macroeconómica, que genera incertidumbre y volatilidad en el tipo de cambio, los precios y las expectativas.
- La complejidad y el costo de los trámites aduaneros y administrativos, que demoran y encarecen las operaciones de comercio exterior.
- La falta de infraestructura y de servicios logísticos de calidad, que dificultan el transporte y la distribución de las mercaderías.
- La escasa diversificación de los mercados y de los productos, que hace que las exportaciones dependan de unos pocos destinos y de unos pocos rubros, principalmente de materias primas y productos agropecuarios.
Se puede revertir esta situación siel desafío, es crear condiciones para que las pymes argentinas puedan insertarse en el mercado global y aprovechar las oportunidades que ofrece. Para ello, se requiere una política de comercio exterior que contemple las siguientes medidas:
- Fomentar el acceso al financiamiento para las exportaciones, mediante líneas de crédito específicas, fondos de garantía, seguros de crédito y mecanismos de cobro anticipado.
- Reducir la carga tributaria sobre las exportaciones, mediante la eliminación o la devolución de los impuestos que gravan las ventas al exterior, y la implementación de regímenes especiales de promoción, como el de las economías regionales, el de las zonas francas y el de los parques industriales.
- Estabilizar la economía, mediante el control de la inflación, el equilibrio fiscal, el manejo prudente de la deuda y la generación de reservas.
- Simplificar y agilizar los trámites de comercio exterior, mediante la digitalización, la ventanilla única, el despacho anticipado y el reconocimiento mutuo de las certificaciones.
- Mejorar la infraestructura y los servicios logísticos, mediante la inversión en obras viales, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias, y la promoción de la competencia y la eficiencia en el sector.
- Diversificar los mercados y los productos, mediante la apertura de nuevos destinos, la negociación de acuerdos comerciales, la participación en cadenas globales de valor y la incorporación de tecnología, diseño y calidad a las exportaciones.
¿Por qué es importante este tema?
Es un tema que lamentablemente, no ha sido suficientemente debatido en la campaña electoral, pero que tiene una gran relevancia para el futuro del país.
El comercio exterior es una fuente de crecimiento, de empleo, de ingresos y de desarrollo. Las exportaciones generan divisas, estimulan la producción, impulsan la innovación, mejoran la competitividad y favorecen la integración regional y global.
Por eso, es necesario que el próximo gobierno tenga una visión estratégica del comercio exterior y que implemente una política que apoye y potencie a las empresas exportadoras, especialmente a las pymes, que son las que más empleo y valor agregado crean. Solo así podremos recuperar el terreno perdido y convertirnos en un país exportador de bienes y servicios de alto valor agregado.