Desde el primer episodio, Lebowitz opina sin filtro sobre los males del turismo en Manhattan, la decadencia del sistema de transporte, los absurdos de la tecnología moderna y las transformaciones culturales que han convertido a Nueva York en una ciudad irreconocible para sus habitantes históricos.
Pero no se trata solo de provocar: sus ideas, aunque a veces exageradas, tienen un fondo lúcido y crítico que invita a pensar. Su manera de narrar, cargada de sarcasmo y precisión, convierte cada conversación en un momento atrapante.
Un homenaje íntimo y espontáneo a Nueva York
La miniserie se estructura como una serie de conversaciones entre Martin Scorsese y Lebowitz, intercaladas con paseos por la ciudad, entrevistas en escenarios como la Biblioteca Pública o el Lincoln Center, y fragmentos de charlas frente a público.
Scorsese deja de ser el maestro del montaje vertiginoso y opta por un estilo pausado y contemplativo. Su risa permanente ante los comentarios de Lebowitz refleja una conexión genuina. No hay intención de intervenir o corregir, sino de escuchar, de darle espacio a una voz que pocas veces encuentra micrófono en los grandes medios.
Los siete episodios recorren diferentes aspectos de la vida urbana, pero todos tienen un eje en común: la transformación de Nueva York en una ciudad que ya no reconoce a quienes la construyeron.
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Martin Scorsese dirige esta miniserie en Netflix
Lo más sorprendente de esta miniserie es la forma en la que Scorsese se adapta al rol de secundario. Su presencia no impone ni dirige la narrativa. Está ahí para ayudar a brillar a Lebowitz, y lo hace con eficacia.
A lo largo de los episodios, se ríe a carcajadas, se emociona y sigue las ideas de su amiga sin interrumpir. El resultado es una relación creativa basada en la admiración mutua, que se traduce en una experiencia televisiva íntima y entretenida.
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Dónde ver Supongamos que Nueva York es una ciudad
Esta miniserie es ideal para ver en poco tiempo, pero deja una huella duradera. No se trata de una producción masiva ni de una historia con giros dramáticos. Es, simplemente, una conversación bien llevada entre dos mentes brillantes.
Fran Lebowitz logra lo que pocos: hacer reír, hacer pensar y dejar frases memorables sin parecer pretenciosa. Scorsese, por su parte, demuestra que todavía puede sorprender, incluso cuando no está detrás de una gran superproducción.
Supongamos que Nueva York es una ciudad está disponible en Netflix desde el 8 de enero de 2021. Aunque pasó un tiempo desde su estreno, sigue siendo una joya escondida para quienes buscan contenido diferente, inteligente y con carácter.
Tráiler de Supongamos que Nueva York es una ciudad