En señal de agradecimiento y por la fe que despertó en ellos, San Pantaleón les auguró un año de abundancia y prosperidad. Tras su partida, la familia descubrió con asombro que bajo el plato había monedas de oro, una señal tangible de la bendición prometida.
La otra versión está más vinculada a la realidad de los inmigrantes italianos en Sudamérica. Hacia fin de mes, cuando el dinero escaseaba, la gente preparaba platos económicos y rendidores, y el ñoqui de papa se volvió ideal para esos días. Los inmigrantes con mejor posición económica solían invitar a sus compatriotas recién llegados o con menos recursos, y muchas veces dejaban monedas debajo del plato como un gesto de solidaridad y ayuda. De este modo, la tradición del 29 se arraigó como un momento para compartir, pedir prosperidad y renovarse.
¿Cómo se preparan los ñoquis caseros?
Los tradicionales ñoquis de papa llevan papas hervidas y pisadas, mezcladas con harina, huevo y sal. Se amasa hasta lograr una textura suave, se forman cilindros largos y finos que luego se cortan en pequeños trozos.
Con la ayuda de un tenedor o una ñoquera, se les da forma para que retengan mejor la salsa. Se cocinan en agua hirviendo y están listos cuando suben a la superficie. La salsa puede variar: desde una simple manteca con salvia hasta la clásica bolognesa o una rica salsa cuatro quesos.