La cuenta de Instagram y TikTok de Treylin, con el usuario @nuggetWorld561, acumuló más de 380 mil seguidores, pero también atrajo críticas y comentarios negativos. Algunos usuarios cuestionan la legalidad de tatuar a un bebé y expresan preocupación por el bienestar del niño. Además, Morris reveló que recibió amenazas debido a las decisiones estéticas que tomó para su hijo.
En respuesta a la polémica, Morris aclaró repetidamente que los tatuajes son temporales y se adhieren a la piel con agua, lo que significa que no causan dolor ni daño duradero al niño. Sin embargo, las críticas persisten y algunos consideran que Morris está criando a su hijo de una manera inapropiada, asociándolo con la cultura de las pandillas y la violencia.
A pesar de la controversia, Morris defendió su elección y declaró que seguirá tatuando a su hijo con este tipo de diseños porque él disfruta de ellos. Afirma que cuanto más moleste a la gente, más determinada estará en continuar con esta práctica.
La historia de Shamekia Morris y su hijo Treylin plantea un debate sobre los límites del arte y la expresión personal en relación con los niños y la responsabilidad de los padres en la toma de decisiones estéticas en su nombre. Mientras algunos ven sus acciones como una forma de arte y autoexpresión, otros las consideran inapropiadas y potencialmente perjudiciales para el bienestar emocional y físico del niño.