De todas las estrategias de control que implementa, hay una que dejó helados a muchos oyentes: su rutina secreta de revisar los autos de sus hijos. Aunque reconoció que su hijo Dieguito “algo sospecha”, aseguró que lo hace de forma encubierta y sistemática, convencida de que allí pueden esconder cosas que en la casa no se animan a guardar.
“Les doy vuelta el auto. Porque para mí, la droga la esconden en los autos. El cuarto también lo reviso, pero el auto es clave. Ellos no saben bien por dónde lo reviso. Para mí saben, pero se hacen los boludos”, relató con total sinceridad.
¿Y el celular?
Frente a la pregunta más obvia —si también les revisa el celular—, Yanina fue tajante: “No, eso no. Pero todo lo demás sí”. Su límite, al parecer, está en el teléfono, aunque dejó entrever que no por falta de ganas, sino porque sabe que ahí se cruzaría una línea aún más compleja.
Lo cierto es que Yanina no pidió disculpas ni reculó. Como siempre, redobló la apuesta: “Si me tengo que pelear, me peleo. Prefiero que me odien a que se arruinen la vida”.