De acuerdo a sus dichos, todo comenzó en 1997, cuando se separó de su primera esposa y empezó a tener “recuerdos” que se remontan a dos mil años atrás. "Tengo recuerdos muy claros de la crucifixión, pero no fue tan angustioso para mí como lo fue para otros, como María, que estaba presente", detalló días atrás.
"Comencé el proceso de acercamiento hacia Dios de la misma manera que lo hice en el siglo I", agregó Miller, quien también se hace llamar AJ. El hombre aseguró, además, que algunas de las cosas que dicen que hizo Jesús son falsas: "Se presume que en el siglo I convertí el agua en vino, pero no lo hice".
Sin embargo, el presunto profeta se niega a hacer milagros para probar su identidad. "No tengo ningún deseo de demostrar que soy Jesús, sé quién soy. Hay gente que se ha dado cuenta de quién soy y otra gente que lo hará en el futuro", afirmó.
Alan John Miller fundó su movimiento cerca de la pequeña ciudad de Kingaroy, en el noreste de Australia, donde decenas de seguidores adquirieron terrenos para estar cerca de él. El hombre da cursos, viaja por todo el mundo y ya logró captar a personas de todas las clases sociales, como el empresario George Hamel, que abandonó su compañía y a su esposa, o la neurocientífica inglesa Louise Luli Faver (39) que renunció a su carrera.
El exponencial crecimiento de esta secta genera preocupación. El reverendo David Milikan, un reconocido estudioso de la materia, teme por Miller y sus seguidores. “Lo que más me preocupa es que se encierran más y más en sí mismos”, expresó, y calificó al falso Jesús como un “hombre peligroso” ya que sus seguidores abandonan a sus familias, renuncian a su vida social, gastan todo su dinero y “se convierten en zoombies”.
Milikan acusó al hombre de hacer peligrosas predicciones como que “un tsunami de 100 metros de alto golpeará Australia y un nuevo continente se levantará junto a Hawai”.
“También sostiene que se producirán terremotos devastadores, que algunos países desaparecerán por completo, mientras que otros cambiarán totalmente”, concluyó.