Una muerte anunciada
La investigación judicial reveló que Elizabeth padecía diabetes tipo 1, una enfermedad que requiere un tratamiento constante con insulina para evitar complicaciones graves.
Sin embargo, sus padres decidieron interrumpir la administración del medicamento bajo la influencia de la secta, confiando en que la oración sería suficiente para su curación.
La pequeña agonizó durante días antes de su fallecimiento. Según testigos, su estado se deterioró rápidamente: sufría vómitos, pérdida de conciencia y una somnolencia prolongada. Finalmente, murió de cetoacidosis diabética, una complicación fatal provocada por la falta de insulina en su organismo.
Durante el juicio, Jason Struhs declaró que la decisión de interrumpir la insulina fue tomada en conjunto con su hija y sostuvo su creencia de que la volvería a ver: "Elizabeth solo está durmiendo". Mientras tanto, Brendan Stevens, líder de la secta Saints, intentó justificar las acciones del grupo afirmando que el juicio era una "persecución religiosa".
Sin embargo, la fiscal Carolina Marco desestimó esas afirmaciones y remarcó la extrema vulnerabilidad de la víctima. "Elizabeth era alguien que hablaba poco, que necesitaba ayuda para ir al baño y que era incontinente", explicó ante el tribunal.
También detalló que la nena padeció un sufrimiento extremo antes de morir, sin que ninguno de los adultos interviniera para salvarla.
Un fallo contundente
El juez Martin Burns dictaminó que tanto los padres de Elizabeth como el resto de los miembros de la secta fueron culpables de homicidio involuntario. En su fallo, calificó sus acciones como "una grave culpa moral y un desprecio por la vida humana".
También señaló que los 11 miembros de la secta, al alentar y apoyar la decisión de los Struhs, se convirtieron en responsables directos de la muerte de la menor.
El juicio, que comenzó en julio de 2023 y se extendió por varios meses, incluyó el testimonio de 60 testigos que describieron en detalle la agonía que sufrió Elizabeth.
Finalmente, este miércoles la Corte Suprema del estado de Queensland emitió el veredicto de culpabilidad. La sentencia definitiva, que determinará la pena que recibirá cada uno de los acusados, se conocerá el próximo 11 de febrero.