Campaña 2020/21

El desafío oficial: los granos dejarán USD 10 mil millones extra pero al productor le faltan incentivos para vender

La suba de los precios internacionales revirtió las bajas productivas, una oportunidad única para una economía sedienta de dólares. Qué debe revisar el Gobierno para que el productor venda a tiempo.
Marcos López Arriazu
por Marcos López Arriazu |
La cosecha de soja dejaría unos USD 10 mil millones más que en 2020.

La cosecha de soja dejaría unos USD 10 mil millones más que en 2020.

El desafío oficial: los granos dejarán USD 10 mil millones extra pero al productor le faltan incentivos para vender

La carrera alcista del precio internacional de los granos registrada en las últimas dos semanas entusiasma al Gobierno, que ya se relame con los ingresos adicionales que prometen las exportaciones del sector.

Es que a pesar de que el martes la soja bajó algo más de USD 7 por tonelada por una toma de ganancias, los fundamentos del mercado hablan de una demanda internacional que seguirá siendo fuerte, chocando contra los limitados stocks norteamericanos y las complicaciones climáticas que puedan tener los Estados Unidos y Brasil.

¿Cuál será el impacto en divisas? La Bolsa de Comercio de Rosario avaluaba días atrás que de sostenerse la reciente mejora en los precios internacionales de los principales commodities agrícolas, las exportaciones del complejo agroindustrial alcanzarían los USD 33.613 millones en 2021, unos 10.000 millones más que en 2020. Esto implicaría además una recaudación de aproximadamente USD 8.600 millones vía derechos de exportación, unos 2.600 millones más que en el ciclo anterior, y el mayor monto desde la campaña 2011/12.

Del total recaudado, el 83% provendrá del complejo sojero, por lo que el seguimiento del cultivo es fundamental para hacer proyecciones. Y si bien en materia de precios nadie puede hacer futurología, hay señales del mercado que hacen pensar en precios con tendencia sostenida en el mediano plazo.

Gran parte de la suba de precios se basa en la fuerte recuperación de la economía China en 2021, que prevé un crecimiento de su PBI en torno al 6-8%. "Esto se traduce en una avidez por hacerse de mercadería (soja y maíz) no solo para transformarla en proteína animal, sino también para recomponer los stocks que perdieron el año pasado por la pandemia y por una cosecha horrible", explicó Gustavo Lopez, titular de la consultora Agritrend.

Otro factor alcista pasa por la expectativa de la campaña agrícola de Estados Unidos, que recién está comenzando la siembra. "Necesita un muy buen clima, una muy buena siembra de maíz y soja para recomponer en parte los stocks, que realmente son muy bajos", agregó. Para López, hay dudas de que esto se pueda concretar porque "ya salieron algunas proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) alertando que el crecimiento no va a ser tan significativo. Y segundo, el clima está complicado". El dato: la siembra de maíz a esta altura del año normalmente está casi en un 25%. Actualmente, se encuentra por debajo del 17%.

Finalmente, Brasil tampoco pasa su mejor momento climático "en momentos en que está definiendo la safrinha de maíz", la cosecha de segunda que tiene por destino la exportación. Y, digamos todo, más allá de que en la Argentina esperemos una gran cantidad de dólares, la producción argentina también terminará siendo mediocre en términos de volumen.

En síntesis, la foto de hoy marca un escenario de precios altos para lo que queda del ciclo comercial argentino. Claro, la entrada y salida de fondos de inversión en los mercados promete una alta volatilidad con fuertes alzas y caídas pronunciadas.

Propiciando la venta

Con un escenario de precios prometedor, el desafío para el Gobierno será que los productores comercialicen su cosecha lo más rápido posible para que los dólares vayan llenando las arcas del Banco Central. Porque si bien las divisas las traen los exportadores, para que eso suceda primero los productores tienen que vender sus granos.

El ritmo habitual del mercado marca que entre abril y junio se comercializa el 45% de la cosecha. Con una proyección de campaña en torno a las 44/45 millones de toneladas, según las distintas mediciones privadas, y una remanente del año pasado de otros 6 millones (que ya está saliendo a la cancha), el Gobierno tendría asegurando un buen aporte de divisas en los próximos meses. A partir de ahí, las proyecciones ya no son tan optimistas.

El primer motivo que limitaría las ventas es el bajo endeudamiento por parte de los productores. "Aunque si bien todavía estamos en cosecha y encontramos algunas sorpresas negativas en los rindes, parecería una campaña que va a cerrar cómoda para el productor, con un alto financiamiento en pesos, por lo que no habría mayor apuro en vender", sostuvo Sebastián Salvaro, Director de AZ Group.

Esto se conjuga con "una crisis de expectativa para la próxima campaña, donde habrá que invertir un 20% más en dólares que en la actual por la suba de precios de insumos y alquileres", agregó. Aclaración: más dólares y dólares más caros teniendo en cuenta la devaluación del peso.

Pero esto no es todo: también entra a la cancha la "expectativa devaluatoria", la perspectiva de "mayores precios de mercado" y la "reserva de valor de la soja como bien de cambio", puntualizó. En otras palabras, para poder reinvertir, el productor deberá preservar su capital. Y con el dólar MEP, principal alternativa de acceso a una moneda fuerte, quedarse en granos aparece como la opción más sencilla.

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Las exportaciones del complejo soja representan más del 80% de lo recaudado por derechos de exportación sobre los granos.

Las exportaciones del complejo soja representan más del 80% de lo recaudado por derechos de exportación sobre los granos.

La soja MEP le corre de atrás a las cotizaciones

El famoso desacople de precios entre el mercado internacional y el local, tan pregonado por los funcionarios nacionales, más que una expresión de deseo es una realidad con la que convive el productor argentino. Es que entre derechos de exportación, gastos comerciales y diferentes tipos de cambio, la brecha entre el mercado de Chicago y el argentino, medido en dólares MEP, es enorme.

Encima, buena parte de la suba internacional no le llega al productor.

Por ejemplo, el 3 de agosto del año pasado, justo antes de que empiece el pronunciado movimiento a la suba, la soja cotizaba en el mercado de Chicago a USD 330 por tonelada. En la Argentina, el mercado disponible ofrecía $17.350, fundamentalmente por el impacto de derechos de exportación y la conversión al tipo de cambio oficial. Si en ese momento un productor quería vender su cosecha y preservar su capital en una moneda dura a través del dólar MEP debía afrontar un costo de $122 por unidad de la moneda norteamericana. Es decir, por cada tonelada vendida, el valor en soja MEP era de USD 142.

Siete meses después, la soja cotiza en Chicago a USD 569 por tonelada, mientras que la soja MEP se ubica en USD 215. En otras palabras, mientras la cotización internacional subió 72%, en el plano local la mejora fue del 51%. Si bien el incremento no es despreciable, claramente el Estado fue el principal ganador de la suba internacional del precio.

Sin dudas, el valor MEP de los cultivos será una variable a seguir de cerca para monitorear no solo las probabilidades de venta, sino también el humor del sector: es uno de los datos que más enoja a los productores, al sentir que alguien les está metiendo la mano en el bolsillo.

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Precios promedio mensuales de los diferentes cultivos en relación al dólar MEP. Fuente AZ Group al 23 de abril.

Precios promedio mensuales de los diferentes cultivos en relación al dólar MEP. Fuente AZ Group al 23 de abril.

De la mano de la mejora en los precios internacionales y la liberación de stocks retenidos en 2020, el primer trimestre del año cerró con una liquidación de divisas de USD 6.724 millones, 91% más en la comparación interanual y récord histórico para el período.

Para que este ingreso continúe más allá de junio, el Gobierno deberá revisar su estrategia de seducción a los productores. El año pasado intentó presionando sobre el acceso al crédito, mediante la emisión de bonos atados a las cotizaciones de los granos y, en el último manotazo desesperado, con la baja temporal de los derechos de exportación. Ninguno de estos recursos parece haberle dado demasiados resultados: habitualmente unos 2 millones toneladas de soja quedan para ser comercializadas durante el ciclo siguiente; del año pasado quedaron aproximadamente 6 millones.

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Será hora de refinar estrategias que convenzan al productor para que los dólares lleguen a la velocidad que demanda el Ministerio de Hacienda.