Informe FADA

Presión impositiva: 71% de la renta del trigo va al Estado

Es por la menor cosecha y los mayores costos. FADA sostuvo que la participación oficial sobre los principales cultivos creció 3,4 puntos desde diciembre.
El trigo

El trigo, a merced de la presión impositiva

Presión impositiva: 71% de la renta del trigo va al Estado

La presión impositiva es uno de los temas que más desvela a los productores agropecuarios. Derechos de exportación, ingresos brutos y tasas municipales, son los principales tributos que acotan la renta de los cultivos. Y estos tributos tiene mayor o menor impacto sobre los números del agro, según la situación de los precios internacionales y variables de costos de las empresas.

Según el Índice trimestral elaborado por FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), de cada $100 de renta que genera por hectárea un productor agrícola, $62,60 es lo que representan los distintos tributos que hacen a la presión impositiva.

En ese sentido, el índice de marzo es 3,4 puntos porcentuales más alto que el de diciembre. “Esto se explica por varios factores: aumentos de impuestos fijos municipales y provinciales; suba de costos en pesos y en dólares de labores y fletes; incrementos de precios de fertilizantes; baja del precio disponible del trigo; y reducción de los rindes estimados por efecto de la sequía”, explicó David Miazzo, economista jefe de FADA.

El informe realiza la medición nacional haciendo un promedio ponderado de cultivos, que marca que el Estado se queda con el 62,6% de la renta agrícola. Analizando cultivo por cultivo, en el caso del trigo el Estado se queda con el 71% de la renta; en soja, el 67%; en maíz, el 52%; y en girasol, 46,6%.

Mientras el índice FADA nacional es de 62,6%, Córdoba registra un 62,4%, Buenos Aires 61,0%, Santa Fe 61,0%, La Pampa 62,1%, Entre Ríos 65,3% y San Luis 60,2%.

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La suba de costos y la menor cosecha de trigo potenciaron el impacto de la presión impositiva sobre la renta agrícola.

La suba de costos y la menor cosecha de trigo potenciaron el impacto de la presión impositiva sobre la renta agrícola.

A la hora de darle dimensión global a la presión impositiva actual, la fundación FADA detalló que los impuestos nacionales no coparticipables representan el 67% del total que afronta una hectárea agrícola en Argentina. Estos son principalmente los derechos de exportación y el impuesto a los créditos y débitos bancarios. Por otra parte, los impuestos nacionales coparticipables son el 27,5% de los gravámenes medidos, entre ellos el impuesto a las ganancias y los saldos técnicos de IVA.

Por el lado de las provincias, además de recibir parte de los tributos coparticipables, tienen sus propios ingresos. Así, lo que recaudan las provincias es el 5% de las cargas totales. Por último, los impuestos municipales representan un 0,6%. El componente central son las tasas viales o las guías cerealeras, de acuerdo a la provincia.

En detalle, la presión impositiva de las provincias pasa por el pago de impuesto inmobiliario rural e impuesto a los sellos para la compraventa de granos. En Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos. La alícuota es del 1% en los casos de Buenos Aires y San Luis, 0,75% en Entre Ríos y 0,5% en La Pampa. En Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta.

Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba, San Luis y Entre Ríos no tienen imposiciones a nivel local. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.

Con respecto a los meses previos, los tributos nacionales no coparticipables aumentaron su participación. “Esto se explica, principalmente, porque al bajar la rentabilidad también disminuye el impuesto a las ganancias, que es el más representativo de los impuestos nacional coparticipables”, afirma Miazzo.

Por otro lado, es usual que en la medición de marzo aumente la participación de los impuestos municipales y provinciales, respecto al mes de diciembre, porque son, principalmente, impuestos fijos que se actualizan a comienzos de año.

El cepo cambiario también juega

Otro de los puntos reflejados por FADA, apunta a la influencia del cepo cambiario, al que "se le ha ido adicionando un cada vez más profundo cepo importador". La entidad se refiere a las restricciones formales e informales a las empresas para poder acceder dólares para pagar importaciones.

“El problema es que la brecha cambiaria que genera el cepo cambiario, genera incentivos a adquirir bienes dolarizados e importados, que choca con una menor oferta como consecuencia del cepo importador. Así, los productos importados tienen mayor demanda y menor oferta. La consecuencia lógica es un incremento de precios, no sólo de los productos importados, sino también de sus sustitutos locales”, explica Miazzo.

En la agricultura, el resultado es el progresivo aumento de precios, que comienza por algunas autopartes y repuestos para vehículos y maquinaria y luego se va extendiendo a fertilizantes y fitosanitarios, cómo sucedió en el cepo 2011-2015. Este problema es uno de los principales temas a monitorear durante el 2021 ante un cepo importador que parece profundizarse. “Lo anecdótico es que, por falta de dólares, pierde competitividad el sector que genera 7 de cada 10 dólares que ingresan al país por exportaciones”, afirmó Miazzo.

Por el lado de los precios, FADA señaló que respecto a marzo de 2020 el precio FOB de la soja ha mejorado un 64%, el del maíz 39%, el trigo 10% y el girasol 100%. Esto también se tradujo en incrementos de los precios disponibles en el mercado interno.

Esta mejora, tuvo como contrapartida por la suba de los costos dolarizados, de distinto impacto según el cultivo. En el caso de la soja, un 51% de los costos por hectárea están estrictamente dolarizados, lo que se eleva al 64% si se considera en el esquema el costo de la tierra. Por el lado del maíz, los costos dolarizados son el 57%, pero si se tiene en cuenta la tierra, llega al 65%.

"Muchos costos en pesos también guardan relación con el dólar: por la transmisión de la devaluación a los precios y porque muchos componentes pesificados están ligados al precio del dólar. Es el caso del combustible, la labores, el valor de los camiones y maquinaria, todos insumos que varían en relación al tipo de cambio", señaló FADA.