Por Máximo Pellegrino (*)
Por Máximo Pellegrino (*)
Los tokens no fungibles o NFTs, productos que operan como activos digitales, han crecido hasta abarcar un mercado de 210 millones de euros en 2020 y los especialistas pronostican su adopción generalizada en los próximos años. En 2022, aseguran, el mercado de NFTs seguirá en alza a un ritmo récord.
Una de las razones principales que explica el impulso de este segmento se encuentra en el interés que han generado en empresas globales. Marcas de moda y lujo como Louis Vuitton, Breitling y otras deportivas como Nike, la NBA o la Fórmula 1, están creando y monetizando bienes y servicios de consumo basados en NFT.
Sin embargo, los NFT operan de manera diferente a las monedas digitales. A diferencia de las criptomonedas populares como Bitcoin y Ether, los NFT no se pueden intercambiar directamente entre sí.
Un NFT es un token que existe en una red de blockchain, son una clase especial de activos digitales que no se pueden intercambiar entre sí por el mismo valor o dividirse en valores más pequeños como la mayoría de las monedas. Asimismo, se valen de la tecnología blockchain para crear una representación de un contenido original, que no puede ser plagiada sin perder su certificado de originalidad.
Ningún NFT es igual a otro, se caracterizan por sus cualidades únicas, su escasez, su rareza, su singularidad, su exclusividad y su autenticidad.
En ese sentido, funcionan como un artículo de colección, no existe la posibilidad de que sean duplicados y abarcan una amplia gama de elementos, desde obras de arte digitales, artículos de moda digital, hasta tarjetas deportivas coleccionables, bienes inmobiliarios virtuales y personajes de videojuegos.
De hecho, los compradores no buscan el activo digital en sí mismo, sino la prueba de propiedad. Los tokens son fácilmente verificables y siempre se pueden rastrear hasta el creador original.
Los propietarios de NFT pueden poseer por completo los activos digitales individuales, sabiendo que tienen el único token de este tipo.
Por eso, su valor se basa en la inmutabilidad del producto. No se pueden destruir, eliminar ni duplicar, el token existe únicamente en su plataforma nativa almacenado en la red blockchain.
La gran revolución se genera cuando la tecnología se aplica para llevar a otro nivel las vivencias y experiencias. Es ahí cuando los NFT impulsan la relación entre fanáticos, potenciando el vínculo con artistas, deportistas, marcas, etc.
Un ejemplo sencillo es pensarlos como si fuesen esa entrada al recital o a partidos que guardamos y coleccionamos de chico en papel; solo que hoy los podemos tener en formato digital, personalizadas y con información que complemente la experiencia del usuario.
Imaginemos que guardamos la entrada en NFT y podemos acceder a un sin fin de experiencias, de acuerdo a su configuración, como puede ser el listado de canciones o quienes hicieron los goles de tu club favorito.
Otra forma de entender los NFT es verlos como si fueran tarjetas coleccionables y únicas, que no pueden duplicarse y cuya licencia le pertenece al comprador.
En la actualidad existen industrias que no podemos ni pensar en cómo podrían ser transformadas, pero es muy probable que lo sean en un futuro cercano gracias a los NFTs. Entre ellas podemos destacar al gaming, la moda y la música.
Sin dudas, estamos ante un mundo de nuevas posibilidades.
(*) El autor es Marketing advisor en MEDALIO.