Meses más tarde, específicamente el 22 de febrero, decidí publicar un meta-análisis en BeInCrypto, en el que busco responder la pregunta de cómo ha sido la adopción de la criptomoneda en el país centroamericano. Y al terminar la investigación, me quedé con una sensación agridulce.
Ley Bitcoin: centralización y descentralización
Desde un comienzo, la manera en que se gestó la Ley Bitcoin va en contra de los principios éticos que se respiran en la comunidad blockchain. El 5 de junio de 2021, Bukele se presentó en The Bitcoin Conference de Miami informando sobre el importante paso que daría el país.
Lo hizo sin una consulta previa a la ciudadanía, hablándole a los inversores, pero no a los salvadoreños. Su discurso fue en inglés, a pesar de que El Salvador es el país de Latinoamérica que cuenta con el índice más bajo de dominio de ese idioma.
Tres días más tarde, en una insólita sesión en el senado que duró menos de 5 horas se aprobó la ley. Por sus características escuetas y ambiguas, durante los meses siguientes los políticos se contradecían entre ellos, por lo que nadie sabía a ciencia cierta cómo sería la adopción.
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El Presidente Bukele impuso su idea sobre Bitcoin sin una consulta previa a la ciudadanía, hablándole a los inversores, pero no a los salvadoreños.
Si sumamos las habilidades retóricas que posee Bukele para contraatacar a quienes lo cuestionan, sobre todo gracias a su expertise en las redes sociales, adoptar una postura indiferente en relación a cómo se gestó la ley sería, por lo menos, contradictoria.
Uno de los aspectos más valorados en la comunidad blockchain es la descentralización. En ella, conceptos como las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO), los tokens de gobernanza y los exchanges descentralizados destacan por ofrecer una nueva forma de relacionarnos.
Sin embargo, lo ocurrido en El Salvador, si bien es un avance enorme para las criptomonedas y la integración financiera de sus ciudadanos, deja en evidencia la clara contradicción de querer buscar la descentralización a través de medidas centralizadas.
De momento, es algo que debemos aceptar
Para conseguir la descentralización, debe existir una transferencia tecnológica paulatina y amena para las personas, ya que son ellas y no el desarrollo tecnológico o las posibles ganancias económicas, lo más importante de esta ecuación.
Estudiar lo sucedido en El Salvador permitirá superar los errores que aún están presentes en el país. La visión crítica hacia su proceso es necesaria para que, sobre todo en Latinoamérica, un continente sumamente herido por la mala gestión de sus políticos, sea capaz de brillar como hace tanto tiempo merece.
Criptomonedas: no olvidemos la educación
No estoy en contra de que El Salvador se haya convertido en el primer país del mundo en alcanzar esta gigantesca hazaña. Lo que me interesaes recordar que esta es una materia que debe ser estudiada sin caer en fanatismos absurdos ni mucho menos maximalistas.
Durante los 90 días desde que se aprobó la Ley Bitcoin hasta que comenzó a regir, el gobierno de Nayib Bukele no realizó campañas de capacitación. Por eso, el rol de la comunidad cripto que se desarrolla en mayor parte en la playa El Zonte, también conocida como Bitcoin Beach, ha sido tan valiosa.
El avance tecnológico, sin un proceso de enseñanza, no es lo mismo que el desarrollo social. Y existen propuestas que siguen esa línea, como por ejemplo, Bitcoin Lake que se construye hoy en Panajachel, Guatemala, la cual busca potenciar la comunidad a través de Bitcoin (BTC), el cuidado del Lago de Atitlán y su ecosistema, como también educar sobre criptomonedas en las escuelas desde los 12 años.
(*) El autor es periodista científico de Santiago de Chile y colaborador del sitio especializado BeInCrypto, aliado de A24.com Crypto.