"No voy a caretear el motivo por el que me estoy yendo a Turquía. No es un motivo feliz. La realidad es que llegó un punto en el que me está costando mucho funcionar. La gente que me sigue en Twit... No, Twitter no, no tengo más esa cuenta; está sepultada. Yo veo Twitter y lloro. cada vez que entro a Twitter me trae malos recuerdos. Los que me siguen en Instagram se dan cuenta de que subo cada vez menos historias, hay días que solo reposteo y de repente en una semana desaparecí. Y no es porque estoy ocupada con la música, es porque estoy tirada en el suelo llorando", reveló.
“Estoy tratando de volver a trepar a la superficie. Así me siento... Muy sensible. Este es un momento de mucho crecimiento, de muchas cosas positivas a largo plazo, pero en el momento vivirlas es duro. Me estaba encontrando que por momentos estaba muy bien pero al toque había algo interior mío que estaba roto y me volvía a tirar al piso, a un lugar que era muy oscuro", agregó.
El influencer ya había vivido en el exterior antes de ser popular, ahora volvió a refugiarse afuera para recomponerse de lo que fue la cancelación de su nombre y su accionar en las redes.