Respecto de sus hábitos, y aún corriendo riesgos, los técnicos que lo entrenaron en la Argentina deciden valorarlo. Y ya no con la esperanza de tener a un profesional “cambiado”, si no aceptando sus deslices a cambio de un buen nivel futbolístico. Es que el sistema solo puede contener a jugadores de las calidades de Centurión.
No hay más espacio en la alta competencia para este tipo de casos. Solo se toleran si en la cancha resultan necesarios. No hay más espacio en la alta competencia para este tipo de casos. Solo se toleran si en la cancha resultan necesarios.
El juego de lo periférico, que también a él le gusta jugar, hasta pondrá en duda a quienes lo contrataron si valdrá la pena tener un jugador que desafía lo establecido, si por ello se acepte que el propio Víctor Blanco decida livianamente referirse a su enfermedad sin que el propio afectado le responda.
El sistema por ahora lo contiene a regañadientes. Algunos lo ayudarán de verdad, lo aceptarán con estas imperfecciones, y para otros definitivamente se tratará de un incorregible. El último quizás. Sólo su fútbol lo dejará con vida.