Si se analiza la política de incorporaciones, algunas no han justificado su llegada como Silvio Romero, Fernando Gaibor, Francisco Silva, Pablo Hernández, y otras que tienen un nivel mucho más parejo como Pablo Pérez o Cecilio Domínguez. En esto de reinventarse con el cambio de nombres, el equipo busca afianzarse desde otro estilo, ya no tan agresivo para recuperar rápido y avasallar a los rivales sino con un 4-3-3 más paciente para elaborar pero menos desequilibrante en el tramo final de la cancha.
La salida de Gigliotti fue una decisión que al Profesor lo dejó expuesto por el poco poder de recambio más allá de Silvio Romero, al que por ahora lo supera la responsabilidad de suplir los goles del Puma. Las pocas alternativas en el puesto hasta llevaron al técnico a incluir en algunos partidos a Martín Benítez como ¨falso 9¨.
Se pueden considerar abusivos los poderes extraordinarios que los Moyano le otorgaron a Holan en la política de contrataciones, pero esto ocurrió a partir de la consagración. Esto podría gestionarse con menos sobrecarga para el entrenador desde la elección de un mánager, que el propio Holan no cree que Independiente necesite.
A la hora del juicio final sobre la tarea de Holan en Independiente deberá contextualizarse la capacidad que ha tenido de subirse al gran escenario, con lo que le cuesta actualmente a los demás grandes compartir protagonismo en estos tiempos de hegemonía de River y Boca. La identificación que su pueblo logró con este equipo, aunque la onda expansiva no se haya prolongado en el tiempo, ha sido motivo de orgullo. Pero plantear como irreversible este cuadro de situación parece apocalíptico. Depende de la madurez que el propio Holan tenga para saber corregir a tiempo, y devolverle rápidamente el brillo que supo darle.