Qué pasó. Marcelo Odebrecht, el dueño de la constructora brasileña implicada en la investigación del Lava Jato, confesó ante la justicia de su país que la sigla “DGI” era la que utilizaba su empresa para disimular el pago a funcionarios, sean ilegales o no, en los distintos países en los que la compañía tenía emprendimientos.