Parte de lo cierto es que el equipo ucraniano, reforzado por futbolistas profesionales, ganó efectivamente 5-3 aquel partido ante los soldados nazis. Pero tanto las amenazas como el clima hostil forman parte del imaginario popular.
Minuto #0: El partido de la muerte | #0
En el documental dirigido por Claus Bredenbrock resulta clave el testimonio de Vladlen Putistin, hijo de Mijail Putistin, uno de los jugadores ucranianos: "No hubo patadas, nadie dijo a los jugadores que tenían que perder; hubo momentos muy tensos, pero sólo porque el partido fue intenso".
Y lo más importante viene después. Putistin reveló cómo se llevaron a su padre días después, ya que nadie lo había secuestrado tras el partido: "El 18 de agosto llegó la Gestapo y fue pronunciando uno a uno los nombres de los jugadores: 'Tal y tal, salid'. Se los llevó a todos para interrogarlos. Querían saber si había miembros del Partido Comunista".
El escritor italiano Mario Curletto aportó en su libro "Los pies de Soviet" que los ucranianos no fueron detenidos por haber ganador el partido, sino que las fuerzas nazis querían saber si entre los jugadores rivales había algunos capaces de realizar sabotaje o espionaje.
¿Hubo futbolistas asesinados? Sí. Nicolai Trusevich, Ivan Kuzmenko y Alexei Klimenko finalmente fueron fusilados ya que el Dynamo tenía fuertes vínculos con la policía secreta soviética. El resto fue enviados a campos de concentración, donde la mayoría murió.