"Casi todo lo que hacemos en la NASA busca respuestas a las preguntas acerca de quiénes somos y de dónde venimos", añadió Nelson. "Misiones como Osiris-Rex mejorarán nuestro conocimiento de los asteroides que podrían amenazar a la Tierra al tiempo que nos dan un vistazo de lo que puede estar más allá", agregó.
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Misión de redirección de asteroides DART. (Foto: Telam)
Los estudios incluyeron rayos X, luz infrarroja y análisis químicos
Los expertos de la NASA en el Centro Espacial Johnson, de Texas, separaron cuidadosamente los fragmentos de material rocoso que encontraron no sólo dentro de la cápsula sino en el exterior, en torno a la tapa, y en el fondo.
En la labor, los científicos tomaron imágenes por escaneo con un microscopio de electrones, como también mediciones con luz infrarroja, difracción con rayos X, e hicieron análisis de los elementos químicos.
Los científicos eligieron Bennu porque es relativamente rico en moléculas orgánicas y, además, tiene una órbita conocida, lo que facilitó que la nave nodriza Osiris-Rex pudiera acercarse para tomar muestras.
Descubierto en 1999, se cree que Bennu se formó a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Mide medio kilómetro de ancho y su superficie negra y rugosa está llena de rocas grandes.