"Tenemos un objetivo noble y claro, proteger a los ciudadanos rusos en el Donbás", reiteró Vladimir Putin. Pasaron ya 48 días de la guerra entre Rusia y Ucrania y el líder del Kremlin repite ese único argumento.
"Tenemos un objetivo noble y claro, proteger a los ciudadanos rusos en el Donbás", reiteró Vladimir Putin. Pasaron ya 48 días de la guerra entre Rusia y Ucrania y el líder del Kremlin repite ese único argumento.
Sin embargo, los bombardeos y ataques sobre Kiev y las matanzas de civiles en las ciudades satélites de la capital de Ucrania tienen poco que ver con esa zona. Kiev está a 800 kilómetros de distancia de Donetsk, mientras que los misiles que cayeron al este de Lviv, estaban a más de 1.000 kilómetros de Donetsk y a sólo 70 kilómetros de Polonia. Pero Vladimir Putin hace otro análisis de "su" guerra.
“Así será, no hay duda”, reafirmó Putin al presentarse acompañado por su aliado incondicional, el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko. El presidente de la Federación Rusa repitió que se trata de unos objetivos “muy claros y nobles”.
“Inicialmente, no planeamos asaltar ciudades, para evitar su destrucción y minimizar las pérdidas entre el personal y los civiles, pero no excluimos esa posibilidad”, dijo el Subjefe del estado mayor, el general Serguei Rudskói.
Dominar toda Ucrania parece ya un objetivo imposible de lograr, salvo que utilice armas de destrucción masiva con la amenaza mundial que eso conlleva.
En la última semana, Volodimir Zelenski advirtió no sólo por la matanza de civiles en Mariúpol, la ciudad reducida a cenizas sobre el mar de Azov. También denunció que Rusia habría utilizado armas químicas en sus ataques, algo expresamente prohibido en la convención de Ginebra. Por ello, denuncia a Putin de crímenes de guerra y hasta de lesa humanidad.
"Nuestros oficiales participan en una operación militar especial en Donbás, en Ucrania, donde ofrecen su ayuda a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Actúan con valentía, de manera competente, y utilizan eficazmente las armas más modernas", aseguró Putin. Pero para Zelenski tienen otro valor: las armas más modernas pueden ser las químicas.
El alcalde de Mariúpol, Vadim Boichenko, aseguró en una entrevista que al menos 10.000 civiles han muerto en esa ciudad. También las cuestionadas fuerzas del grupo Azov se pronunció en el mismo sentido de acusar a Rusia.
"Ahora se sabe que el enemigo utilizó sustancias venenosas o potentes sustancias venenosas asfixiantes. Sin embargo, por encontrarse en un bloqueo total (la ciudad), su análisis toxicológico es imposible", advierten los combatientes del grupo Azov.
Por medio de drones, las tropas rusas habrían lanzado elementos que causaron problemas respiratorios y neurológicos entre las víctimas, dijeron los militares. También el Reino Unido investiga informes llegados desde Ucrania sobre esta posibilidad como para sumar a las acusaciones de crímenes de guerra.
La milicia separatista de Donetsk negó enfáticamente haber utilizado armas químicas para asaltar la planta de Azovstal en la asediada ciudad portuaria de Mariúpol, lugar en donde están pertrechados los defensores ucranianos.
Joe Biden, el presidente norteamericano, se ha pronunciado varias veces por la "desconfianza en la neutralidad China". Se lo planteó en un reciente contacto por medio de una videoconferencia. Xi Jinping para llevar tranquilidad se limitó a decir: "Una guerra no le conviene a nadie". Pero no convenció a Biden.
En los últimos días surgieron informes sobre la forma más habitual de sortear embargos o disimular ventas de armas: la triangulación. La agencia AP dice que investigaciones propias sugieren que China envió un lote de misiles a Serbia. Hasta allí, ningún inconveniente. El problema es que Serbia es aliado ruso y podría haber hecho llegar rápidamente esos misiles chinos a la Federación Rusa para usar en la guerra con Ucrania.
Si esto se confirma, el aspecto internacional y diplomático de la guerra agregaría otro punto de conflicto.
Volodomir Zelenski, en uno de sus mensajes diarios, dijo que el verdadero plan de Rusia es terminar con el "proyecto europeo". Ucrania es sólo el primer paso.
Tal vez por eso, dos países nórdicos están revisando su status internacional. Suecia y Finlandia forman parte de la Unión Europea, pero no de la OTAN. El caso de Finlandia es especial porque estuvo dominada por la ex Unión Soviética. Pero desde su liberación, el país nórdico quedó como un estado "tapón". Como tiene frontera común con Rusia, el hecho de no ser de la OTAN sirve como dique entre la Alianza Atlántica y Moscú.
Pero ahora, están dispuestos a rever esa postura. En una decisión conjunta con Suecia. Son dos mujeres quienes llevan adelante esa iniciativa: la sueca Magdalena Andersson y la finlandesa Sanna Marin están dispuestas a incorporar sus países a la OTAN.
Rápidamente Putin alertó que esa alternativa alteraría de manera grave el "equilibrio" en Europa y amenaza con nuevas acciones.
Suecia y Finlandia buscan la estabilidad y progreso del estado de bienestar de la Unión Europea y la seguridad militar que ofrece la OTAN.
El canciller de Austria, Karl Nehammer, estuvo en Moscú y sólo se trajo el último frío de la primavera rusa. Deliberadamente, el Kremlin no permitió fotos del encuentro bilateral. No pudo arrancar de Vladimir Putin ningún compromiso o apertura para la paz. Por el contrario, dijo que se volvió con una mala confirmación: para el canciller austríaco, Vladimir Putin está dispuesto a usar todavía un armamento mayor para conseguir sus "claros y nobles objetivos".